El escándalo en Canadá que pone en peligro el futuro de Justin Trudeau

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se vio obligado este martes a modificar su agenda del día para concentrarse en el escándalo político que sacude su gobierno tras la dimisión de dos ministras en tan solo un mes.

Trudeau tenía previsto viajar este martes a la ciudad de Regina, en el centro del país, para defender el plan de su gobierno contra el cambio climático, un evento planificado con miras a las elecciones generales de octubre. Pero la oficina del primer ministro comunicó en la mañana la cancelación del viaje después de que, el lunes en la noche, la ministra del Tesoro, Janet Philpott, renunció por haber perdido la confianza en su gobierno.

La dimisión de Philpott se produjo un mes después de que otra influyente mujer del gabinete de Trudeau, Jody Wilson-Raybould –quien ocupó los cargos de ministra de Justicia y fiscal general, y posteriormente fue ministra de Veteranos-, dimitió del gobierno.

Wilson-Raybould testificó ante un comité del Parlamento canadiense que Trudeau, algunos de sus principales asesores y otros ministros la presionaron durante cuatro meses para que ofreciera un trato de favor a la mayor constructora canadiense, SNC-Lavalin.

Esa compañía está acusada de corrupción por el pago de sobornos a altos funcionarios del antiguo régimen del fallecido Muamar el Gadafi, incluido uno de los hijos del dictador, a cambio de contratos en Libia.

Según Wilson-Raybould, Trudeau presionó para que la fiscalía ofreciera a SNC-Lavalin un acuerdo de enjuiciamiento diferido para evitar una condena criminal.
Trudeau negó que Wilson-Raybould fuera presionada para ofrecer un trato de favor de SNC-Lavalin, pero el primer ministro canadiense y otros integrantes del gobernante Partido Liberal han destacado en repetidas ocasiones que tienen la obligación de defender los puestos de trabajo de los canadienses.

La condena criminal de SNC-Lavalin por corrupción supondría la prohibición automática para que participe en contratos públicos en Canadá durante una década, lo que amenazaría la viabilidad de la empresa que emplea a unas 9.000 personas en el país.

A SNC-Lavalin ya le ha prohibido el Banco Mundial participar en contratos financiados por la institución debido a los sobornos que la constructora canadiense pagó, también para conseguir contratos, en Bangladesh.

EFE

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