Apagón en Venezuela supera las 30 horas y agudiza al máximo la crisis
Al cumplirse más de un día sin servicio eléctrico, los hogares venezolanos ejecutan los planes para sortear el apagón más largo e intenso de su historia.
Cocinar la comida antes de que se dañe o regalarla, salir a buscar hielo seco para mantener frías las medicinas, intentar llenar los vehículos con gasolina, apertrecharse con algún alimento imperecedero. La contingencia se alarga y amenaza con convertirse en emergencia.
“Tenemos la poca comida descongelada y caliente”, se quejó la señora Luz Helena Mazo a EL TIEMPO. “No tenemos electricidad, ni internet, señal en el celular de vez en cuando. No sabemos de nadie, no salen llamadas ni por el teléfono fijo”. Así, en dos líneas, describe una escena que en la calle luce como un raro apocalipsis tropical.
Mientras alguna gente trató de llegar a sus trabajos -y algunos lo lograron- la mayoría se encontró con las puertas cerradas. Temprano en la mañana la vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez, avisaba sobre la suspensión de las clases en escuelas y liceos.
Fallado el objetivo de trabajar o estudiar, la gente comenzó la búsqueda de comida o agua, o señal de celular. La mayoría a pie pues no hubo servicio de transporte subterráneo -Metro- y apenas circuló transporte público.
Las filas serpenteaban también en las estaciones de tanqueo de gasolina, las pocas que abrieron este viernes en la capital venezolana, lo mismo que en los abastos y farmacias que abrieron pues los puntos de venta apenas funcionaban. Al cabo de las horas ya algunos expendios de comida y panaderías, incluso pequeños kioscos, pedían sin pudor que se les pagara en dólares.
En la autopista Francisco Fajardo, una de las más grandes de Caracas, parecía que se realizaba una carrera de carros pero en cámara lenta. En una de sus curvas más famosas, frente al centro comercial Ciudad Tamanaco, los vehículos avanzaban lentamente pues los teléfonos celulares agarraban un poco de señal para hacer llamadas e incluso megas, para consultar el Twitter. Lo mismo ocurría en algunos puntos del este de la ciudad y el suroeste, donde las familias se mandaban mensajes con la coletilla “te mando esto pero no sé cuándo te llegue”.
Cerca del mediodía de este viernes en Caracas hubo restitución de la electricidad por unas dos horas, lo que hizo pensar por un momento en que el flujo se normalizaría. Pero apenas sirvió para cargar un poco los celulares o utilizar los ascensores, pues tras algunos bajones de voltaje, la luz volvió a irse para no volver, por varias horas.
No hubo ese paréntesis en el resto del país, y ciudades enormes como Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Cumaná y Maracay cumplieron 24 horas corridas sin luz. Hasta el momento el apagón se mantiene en al menos 20 de los 24 estados del país.
Vulnerabilidad al máximo
En su informe de víctimas fatales causadas por apagones en los hospitales en los últimos tres meses el grupo Médicos por la Verdad ha contabilizado 79 personas, pero producto de este apagón solo tenía confirmado el fallecimiento de dos bebés hasta el momento, uno en el hospital de niños J.M. de los Ríos y otro en los Magallanes de Catia, ambos en Caracas.
En su balance hasta las seis de la tarde este grupo, liderado por el doctor Julio Castro -uno de los coordinadores de cómo se distribuiría la ayuda humanitaria por parte de la administración de Juan Guaidó- señaló que han tenido contacto con 23 hospitales, de los cuales solo 12 cuentan con planta eléctrica.
Sin embargo, tres diputados del estado Monagas -al oriente de Venezuela- denunciaron el colapso del hospital Manuel Núñez Tovar y el fallecimiento de 15 menores, según la diputada María Hernández del Castillo. EL TIEMPO intentó llamar varias veces a ese centro asistencial sin lograr respuesta.
Francisco Valencia, director de la ONG Codevida que vela por la salud de los pacientes renales advirtió que hay unos 10.000 pacientes renales en riesgo por falta de diálisis. “Hay que estar pendiente en las próximas horas”, comentó a periodistas “podemos comenzar a contar muertos por esta causa” si se mantiene el cierre de las unidades de diálisis por falta de electricidad.
Algo anda muy mal a nivel operativo por esta anormal demora.
Para largo
Después de que el ministro de Energía Eléctrica del régimen, Luis Motta, dijera que en tres horas el apagón comenzaría a resolverse ningún otro vocero de la “revolución bolivariana” se atrevió a dar algún estimado de recuperación del servicio. Se habla del «ataque eléctrico y cibernético» pero no hay balance de afectación ni vaticinios sobre cuándo volverá la luz.
Un extrabajador de la represa del Guri, la más grande del país y supuesto origen de la falla, y quien fue director de proyectos durante más de 23 años en la hidroeléctrica, explicó a EL TIEMPO que aunque no tiene información certificada de qué ocurrió exactamente este jueves, asegura por experiencias previas que se trata de una falla generalizada en las líneas de transmisión de 800 kilovatios que “dejó bruscamente fuera de servicio a un gran bloque de energía desestabilizando al sistema eléctrico nacional”.
“Tenemos experiencia en al menos tres eventos de este tipo en los últimos 50 años, pero lo que no tiene precedente ni explicación lógica es el larguísimo tiempo consumido para recuperar el sistema porque puedo dar fe que en los casos anteriores se reactivó en dos horas. El sistema operativo es computarizado a nivel de los despachos nacional y regional y si funciona como debería se garantiza la recuperación al menos del bloque más importante de carga (en este caso el Guri). Debo suponer que algo anda muy mal a nivel operativo por esta anormal demora”.
Previendo quizá una tardanza que no precisan, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, anunció que por órdenes directas de Nicolás Maduro se incrementará el patrullaje militar en las calles venezolanas “para acompañar al pueblo”.
A la medianoche de este viernes persistía el apagón en gran parte del país y en varias ciudades había protestas ciudadanas con quema de llantas y basura.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas