¿Por qué España enseña tan poco de la colonización de América?

Han pasado 182 años desde que España reconociera la independencia de México, pero su pasado colonial sigue generando polémica a ambos lados del Atlántico.

Así se pudo ver en las distintas reacciones que generó la noticia de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), había enviado cartas al rey español Felipe VI y al papa Francisco solicitando disculpas por los abusos cometidos durante la conquista de los pueblos originarios mexicanos hace 500 años.

La negativa del rey y el apoyo que recibió de personalidades públicas de su país como el escritor Arturo Pérez-Reverte, que dijo que AMLO era un «imbécil» si se creía sus palabras y un «sinvergüenza» si no; ha hecho que muchos se pregunten qué visión tiene la España actual de la llegada a América y su colonización.

Para tener una idea, hay que recurrir a aquel lugar de donde la mayor parte de la población obtiene sus conocimientos: la escuela.

El continente americano no tiene un papel muy relevante en el currículo escolar español.

No es hasta quinto de primaria que los niños empiezan a estudiar los viajes de Cristóbal Colón y sus consecuencias.

Luego, tendrán que pasar algunos años hasta que, en segundo y tercero de secundaria, sus profesores vuelvan a mencionar el tema, como explica a BBC Mundo el profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Murcia, Raimundo Rodríguez Pérez.

«Hay tres momentos en la historia de España en que esta se convierte en algo emblemático a nivel de historia universal o, por lo menos, la europea», afirma Rodríguez en una conversación telefónica. Estos son la Reconquista (ocho siglos de presencia musulmana en la península ibérica que van de 718 a 1492), la Guerra Civil española (1936 a 1939) y el Imperio, que empezó con la llegada de Colón a América en 1492.

¿Por qué entonces los españoles dedican tan poco tiempo de estudio a uno de los tres momentos en que su país destacó a nivel internacional?

Un tema «doloroso»

Rodríguez asegura que pese a la escasa presencia de la América colonial en el currículo escolar español, cada vez hay más gente en su país que coincide con la petición de disculpas que pide AMLO. Son, sobre todo, jóvenes y personas de ideología progresista.

«Lo que pasa es que no hay unanimidad… El problema de España es que pasó de ser un imperio a una nación débil, no tuvo término medio, entonces no ha digerido bien esas cosas. Ha pasado de 100 a 0 y tiene problemas con la comprensión de sus claros y de sus oscuros, de sus avances, que han sido muy importantes, pero también de sus problemas internos que le ha costado mucho cicatrizar o que no consigue determinar», opina.

La historia de la llegada de los españoles a América incluye matanzas como la de Cholula, en la que el ejército de Hernán Cortés, con la ayuda de otros pueblos nativos, acabó en pocas horas con la vida de al menos 5.000 cholultecas en México al sospechar que le estaban tendiendo una emboscada.

O la ejecución del inca Atahualpa, que fue estrangulado con el garrote vil pese a haber pagado a los conquistadores el rescate acordado: un cuarto lleno de oro hasta donde llegara su mano alzada y otros dos, de plata.

«Hay que reconocer que estas campañas militares o procesos de conquista, aunque sangrientos, son muy relevantes para historia de la humanidad. Pero tienen un aspecto que hoy en día, a principios del siglo XXI, resulta poco atractivo comentarlo: el oprimir o apoderarse de otro territorio y explotar su materia prima, en el fondo, es algo doloroso para cualquiera que sea español«, dice el experto.

Sentido de culpabilidad

Durante décadas, el avance español en el continente americano fue enseñado en los colegios españoles como hazañas, según le explica a BBC Mundo el historiador británico experto en España y el Imperio Español, Henry Kamen.

«Lo que se ha hecho siempre es subrayar el papel de las personas. Por ejemplo, el uso de la palabra ‘conquistador’, que resume valentía por parte de españoles consiguiendo cosas increíbles. Pero no conquistaron nada».

Kamen rechaza que se hable de «conquista» porque considera que nunca se llegó a dominar todo el territorio americano y que, pese a que hubo «acontecimientos violentos», lo que predominó fue «una evolución de la economía y política de la colonia».

El experto destaca que otros países como Reino Unido, a la hora de enseñar la historia de América, no emplean esta figura del «conquistador», que cree que denota cierta visión «machista».

El historiador asegura que ingleses y estadounidenses enseñan esta parte de su pasado «con bastante sentido de culpabilidad por lo que los blancos hicieron en América del Norte» frente a la visión de «éxito glorioso» y «triunfalista» que se adopta en España.

Kamen considera que este triunfalismo se remonta a los inicios de la historiografía española dedicada a América.

«Si uno quiere identificar la época en la que esta manera de presentar la era colonial fue más fuerte, esta se ubica precisamente en el siglo XIX, la época de las independencias de los países de Hispanoamérica. Fue cuando los historiadores más cultivaron ese sentimiento de triunfalismo«.

«Una explicación es que los españoles se sintieron privados de un imperio que sentían que merecían. Es decir, que es una herencia negativa de la época del retroceso del Imperio Español en América», asegura el historiador, que cree que esta perspectiva en la enseñanza apenas ha variado en España.

Rodríguez, en cambio, sí aprecia cambios en los últimos años: «En épocas como la de la dictadura franquista, se la veía como algo heroico, glorioso. Se analizaban los avances de Hernán Cortés y de Francisco Pizarro. Pero ahora, eso pasa muy desapercibido. Incluso en algunos manuales apenas aparece».

«Apenas hay referencias a la parte bélica, a la parte de imposición y sumisión de los pueblos indígenas. Ahora lo que se favorece es, sobre todo, un análisis de las culturas prehispánicas: maya, azteca, inca… De sus avances tecnológicos, de sus grandes construcciones como las pirámides, Machu Picchu, el calendario, etc.«, afirma el profesor de la Universidad de Murcia.

Rodríguez explica que hace medio siglo, el Imperio Español era una etapa histórica con bastante relevancia en la educación. Pero ahora, los manuales que se usan en los colegios prefieren enfocarse en aspectos como los nuevos productos que aportó el continente americano (como la papa o el maíz) y los grandes descubrimientos geográficos como el océano Pacífico.

«Cortés y Pizarro se pueden mencionar pero de forma muy aséptica, quitándole la parte violenta y agresiva. Luego sí que viene la forma de organización de trabajo, la encomienda, la mita y aparece también Bartolomé de las Casas como español crítico con el sistema de trabajo de los indios«.

Si bien el Ministerio de Educación es el que decide qué temas se debe abordar en cada etapa de la educación, las directrices que da son bastante genéricas y amplias.

Por ejemplo: para los tres primeros años de secundaria, el currículo escolar marca 50 objetivos de evaluación de historia y solo tres guardan relación con el Imperio Español. Estos son «conocer los principales hechos de la expansión de Aragón y de Castilla por el mundo», «explicar las distintas causas que condujeron al descubrimiento de América para los europeos, a su conquista y a su colonización» y «sopesar interpretaciones conflictivas sobre la conquista y colonización de América».

Al final, según el ministerio le dijo a BBC Mundo en un correo electrónico, la selección del contenido de los manuales acaba en las manos de las editoriales.

Y los manuales resultan muy importantes, como explica Rodríguez, que ha publicado varios artículos analizándolos: «Para la mayoría de población, son el único libro de historia, o casi el único,que van a leer en su vida».

Evitar polémicas

Rodríguez asegura que los manuales tratan de ser objetivos en los hechos que recogen, pero que, como en toda selección, hay subjetividad a la hora de decidir qué incluir y qué no.

«Por ejemplo, en el momento en que Cortés y Pizarro dejan de tener un rol protagonista, y comienza a tenerlo más la cultura prehispánica y los avances geográficos… Yo creo que la subjetividad está más en la selección y en la presentación, en el formato, que en lo que haya escrito, que es cierto. La subjetividad está más en cómo abordarlo: evitando la parte más polémica y sangrienta«.

¿Por qué?

«La clave principal es evitar cuestiones de tipo polémico, sangriento, donde los españoles o castellanos llegaban e imponían su ley, su religión y su lengua por la fuerza«, asegura Rodríguez, que admite que este es un objetivo ingenuo en una época en la que cualquiera puede informarse del lado oscuro de la conquista a través de internet.

«Pero un alumno de 10 u 11 años, español o de familia inmigrante, que va a ver este tema durante una única sesión o dos sesiones de clase en primaria y otras dos o tres, como mucho cuatro, en secundaria durante toda su vida, se olvidará de eso…. Lo verá de puntillas y, además, de una forma en la cual se eviten los aspectos más salvajes, de barbarie o de agresión».

Aunque, según Rodríguez, este tipo de selección no se limita a la Conquista: «Pasa con otras época de la historia de España que son polémicas, por ejemplo: la Guerra Civil, el Franquismo, la Transición. Se abordan las batallas o las fases de la historia pero ocultando la represión, las víctimas que hay en fosas comunes, en cunetas. Eso se pasa de puntillas o ni se menciona en los libros».

«Las editoriales en España tratan de evitar las cuestiones polémicas en sus textos y, a diferencia de otros países, aquí los manuales son decisivos».

La Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele) le dijo a BBC Mundo que las editoriales siguen las directrices del Ministerio de Educación y que encargan el contenido a historiadores. Si la mayoría de manuales coinciden en ir en una línea determinada, insiste, es porque así lo establece el ministerio.

Rodríguez cree que ampliar cómo se aborda la historia de América es importante en unas aulas españolas donde cada vez hay más alumnos de origen latinoamericano, que acaban asistiendo a clases donde lo que se les enseña entra en contradicción con lo que les cuentan en casa.

«Hay que hacer un ejercicio de empatía histórica para que también el resto de alumnos, que son mayoritariamente de familias españolas, entiendan que no en todas partes observan esas guerras, esa conquista o esa descolonización de igual forma».

Y da un ejemplo: lo que los colegios españoles enseñan como el «Desastre del 98» (la pérdida de sus últimas colonias en América y Asia), para un alumno cubano o puertorriqueño viene a ser la guerra por la que sus países lograron independizarse de España.

Asimismo, lo que para los latinoamericanos son los procesos de independencia, en las aulas españolas se ve como «una muestra más del descalabro de la monarquía borbónica y de la falta de un Estado con una monarquía poderosa que fuera capaz de mantener a las élites de las colonias firmes o leales a ellos», explica Rodríguez.

«Sí que se analiza, pero como algo que forma parte incluso de una decadencia a nivel peninsular y europeo: España pasa a ser un país irrelevante en la diplomacia o en las guerras europeas del siglo XIX».

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