Sin luz estable, Venezuela sigue perdiendo agua, dinero y petróleo
Luego de tres apagones nacionales, sin un esquema de recuperación creíble y en medio de un proceso hiperinflacionario, Venezuela toca todos los extremos de una crisis total. Las primeras evaluaciones de los fallos eléctricos masivos dejan una primera conclusión en términos económicos: el país perdió 2.106 millones de dólares en marzo, equivalentes a 2,5 puntos del producto interno bruto, según los expertos reunidos en la firma Ecoanalítica.
Desde el primer apagón, ocurrido el 7 de marzo, que sumió al país en la oscuridad total durante cinco y hasta seis días, la administración de Nicolás Maduro no ha podido recuperar el funcionamiento de las centrales hidroeléctricas y termoeléctricas del país, generando sobrecargas que a su vez han colapsado los sistemas de energía, agotados por la desinversión y la falta de mantenimiento.
Así, tras cada intento de ‘reconectar’ el servicio, se produce un nuevo apagón nacional que, a su vez, ha generado otros dos apagones que, cada día, le cuestan entre 180 y 200 millones de dólares al país.
Una de las bajas más sensibles ha sido la producción petrolera, que en marzo bajó del umbral del millón de barriles diarios para situarse en 900.000, según informó Reuters citando a la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
La agencia destaca que este es el mismo nivel de producción que tenía el país tras el paro petrolero de tres meses con el que, en 2003, la oposición trató de asfixiar al gobierno del presidente Hugo Chávez y forzar su salida.
Pero, más allá de la crisis de la estatal PDVSA, lo que el venezolano común siente con mayor crudeza es sed. Los apagones han llevado al mínimo la capacidad del país de bombear agua desde los embalses naturales hasta las tuberías que llegan a las poblaciones. En Caracas, el problema comienza a tomar proporciones trágicas, con miles de personas desplazándose por toda la ciudad a cualquier fuente para recoger así sea un litro de agua dulce.
Aunque el régimen asegura que está poniendo en marcha los sistemas de bombeo a Caracas, el proceso es imposible sin energía estable.
“Caracas es una ciudad que trae su agua de fuentes lejanas y varios metros por debajo de su cota. Esto hace que el sistema de Caracas sea uno de los que consumen más energía; la cuarta parte de la energía que se consume en la ciudad (unos 600 megavatios) la usamos solo para traer el agua”, explica a EL TIEMPO el ingeniero José de Viana, expresidente de Hidrocapital, la institución estatal encargada de surtir agua a Caracas. “La ciudad acumula más de una semana sin que el servicio haya llegado, y se han agotado las reservas en las casas, y las fuentes de reserva de la ciudad también están vacías”.
De Viana se refiere a tres grandes embalses que podrían surtir a la capital en casos de emergencia, pero estos tienen años en niveles críticos. De hecho, hay zonas de Caracas que reportan escasez de agua, incluso, desde hace tres meses, mucho antes del primer apagón.
Esto hace que el sistema de Caracas sea uno de los que consumen más energía; la cuarta parte de la energía que se consume en la ciudad (unos 600 megavatios) la usamos solo para traer el agua
Las perspectivas de recuperación no lucen prometedoras en el corto plazo. Aunque el régimen ha anunciado un período de racionamiento de electricidad de 30 días, en el que quitará la luz al menos 18 horas por semana en 20 estados, expertos advierten que los daños tardarían años en subsanarse.
“Esto va a continuar. La situación es gravísima, vienen más apagones y racionamientos (…). En todo el sistema completo se están generando a duras penas entre 5.500 y 6.000 megavatios de una capacidad instalada de 34.000 megavatios”, dijo el presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica y Mecánica, Winston Cabas, a la agencia France Presse.
Esto va a continuar. La situación es gravísima, vienen más apagones y racionamientos
Sobre esa base, los expertos de Ecoanalítica advierten que Venezuela podría cerrar 2019 con una contracción económica de entre 35 y 40 por ciento, casi el triple de lo que tenían previsto. “Decíamos a principios de año que creíamos que la economía caería 16 por ciento, este es el sexto año de depresión económica (…)”, explicó por las redes sociales el economista Asdrúbal Oliveros.
“Luego, con el efecto de las sanciones petroleras de la administración Trump elevamos la predicción de caída a 29,6 por ciento, pues el efecto sobre el sector petrolero es muy significativo; y ahora, dada la dinámica del problema eléctrico, estamos pensando que la contracción sea de entre 35 y 40 por ciento”, afirmó Oliveros.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas