30 años de la masacre en la plaza de Tiananmén

Este martes 4 de junio se cumple el trigésimo aniversario de la matanza de Tiananmén, cuando en 1989 el Ejército de Liberación Popular disolvió las manifestaciones estudiantiles en el centro de Pekín (China) con tropas y tanques, y dejó un número indeterminado de muertos.  

Dos días después de la masacre, el gobierno informó de «casi 300» fallecidos, incluidos militares, en la represión de lo que calificó de «disturbios contrarrevolucionarios». Pero el embajador del Reino Unido en la época habló de 10.000 muertos y la Cruz Roja China de 2.700. Según datos hospitalarios, se estima que hubo entre 400 y más de 1.000. 

¿Qué llevó a las protestas?

Las movilizaciones de los universitarios comenzaron el 15 de abril de 1989, cuando falleció el exsecretario general del Partido Comunista de China (PCCh) Hu Yaobang., quien había sido un destacado reformista y aperturista del PCCh, caído en desgracia años antes por su talante con los intelectuales y con los estudiantes que se habían manifestado a finales de 1986 y principios de 1987.

En el día de su muerte, algunos universitarios mostraron sus respetos en las calles de Pekín y, tres días después, emitieron una petición al Legislativo chino por el luto a Hu y solicitaron el fin de la corrupción y una reforma política.

El funeral de Estado de Hu se ofició el 22 de abril. Miles de personas, entre ellos muchos universitarios, acudieron al Monumento de los Héroes del Pueblo, en la Plaza de  Tiananmén para depositar coronas de flores y reivindicar su figura. Obreros e intelectuales también participaron en las manifestaciones. Pero ante la falta de una respuesta por parte del Gobierno, dos días más tarde, los estudiantes comenzaron a boicotear las clases.

La publicación shanghainesa ‘World Economic Herald’ publicó amplias informaciones de la protestas. Mientras tanto, el ala dura del PCCh aprovechó la ausencia del secretario general (Zhao Ziyang, de corte dialogante y en ese momento de visita oficial en Corea del Norte) para apostar por zanjar de manera drástica las manifestaciones, que calificaron de «lucha política anti-Partido y anti-socialista».

Así fue que el 26 de abril el rotativo oficial ‘Diario del Pueblo’ publicó un editorial que replicó palabras del entonces líder chino, Deng Xiaoping, en las que tachó de «agitación anti-Partido y anti-socialista» las protestas, y las declaró ilegales. Además, el comité del PCCh de Shanghái decidió el cierre de ‘World Economic Herald’ por su cobertura de  Tiananmén.

Matanza de Tiananmén

Decenas de estudiantes hicieron parte de una huelga de hambre en mayo de 1989, en la plaza de Tiananmén, para pedir por democracia en China.

Foto:

Catherine Henriette. AFP

En respuesta al editorial del día anterior, el 27 de abril los estudiantes salieron en masa a las calles. El texto también sirvió para que trabajadores, entre ellos agentes de las fuerzas de seguridad, simpatizaran con los manifestantes.

El 4 de mayo, en el 70° aniversario de las protestas estudiantiles chinas por la modernización del país y contra el imperialismo japonés, más de 100.000 personas salieron a la calle en Pekín para continuar con sus demandas. En los días siguientes, el liderazgo de las manifestaciones se fragmentó. La falta de respuesta oficial hizo  que los estudiantes optaran por métodos más radicales de lucha: el 13 de mayo, unos 200 estudiantes comenzaron una huelga de hambre en Tiananmén para tratar de forzar al Gobierno a escucharlos.

Al día siguiente se reunieron con representantes del Ejecutivo, pero no se logró ningún resultado. Mientras la situación se tornaba más compleja, el presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Mijaíl Gorbachov, aterrizaba en Pekín el 15 de mayo para una visita oficial, atrayendo a la capital china a un gran número de periodistas extranjeros.

Tres días más tarde, el Gobierno reaccionó y accedió a un encuentro televisado entre el primer ministro chino, Li Peng, y los estudiantes, que terminó sin acuerdo alguno. Por segundo día consecutivo, más de un millón de personas se manifestaron en Pekín, y a los estudiantes se les unieron obreros de distintos ámbitos y hasta campesinos de los alrededores.

Protesta en Tiananmén

Los estudiantes se manifestaron por varios días para pedir una respuesta del gobierno chino.

Avergonzado por la falta de respuesta del Ejecutivo, el aperturista líder del PCCh, Zhao Ziyang, acudió a la plaza el 19 de mayo para hablar con los estudiantes y les instó a terminar la huelga de hambre, sabedor de que al día siguiente se impondría la ley marcial, pese a su oposición personal.

Por esa acción, el ala dura del partido apartó a Zhao de la toma de decisiones y el 20 de mayo se hizo oficial: Las manifestaciones, peticiones, boicot a las clases, huelgas quedaron prohibidas. Desde ese momento la policía y los soldados del Ejército tenían derecho a usar la fuerza necesaria para parar o prevenir cualquier violación de la ley marcial.

Plaza de Tiananmén

Cientos de personas se manifestaron el 2 de junio en la plaza de Tiananmén. Al fondo se aprecia la estatua blanca de la Diosa de la Democracia.

Pese a la advertencia, la réplica de la ciudadanía no se hizo esperar y, al día siguiente, un millón de personas volvió a marchar por Pekín, desafiando la ley marcial y bloqueando la entrada de los convoyes del Ejército a la ciudad.

La Diosa de la Democracia, una escultura de 11 metros de color blanco hecha de poliestireno y papel maché sobre una estructura metálica, se erigió en la plaza frente al retrato de Mao Zedong en la Puerta de Tiananmén el 29 de mayo.

La situación estuvo lejos de rendir homenaje a la estatua y, en las últimas horas del 3 de junio, comenzaron los enfrentamientos entre los civiles y los soldados, que se abrieron paso -fuego mediante- en dirección a la plaza de Tiananmén.

Todo el mundo pensaba que el ejército nunca abriría fuego. Era inimaginable. Estábamos en periodo de paz

Plaza de Tiananmén

El 4 de junio, mientras cientos de estudiantes eran reprimidos en Pekín, también se presentaron enfrentamientos en la ciudad de Chengdu (foto).

Civiles murieron en varios distritos de Pekín y algunos soldados fueron linchados. En la madrugada del 4 de junio, los soldados bloquearon todos los accesos a la plaza. Por su parte, los líderes estudiantiles negociaron con los militares la evacuación de la plaza.Pero mientras estos se retiraban hacia el sur, el Ejército disparó de manera indiscriminada. Algunos de los estudiantes murieron aplastados por los tanques.

Solo un civil fue capaz de detener a los carros de combate. Sucedió el 5 de junio, cuando un varón chino se plantó delante de una columna de tanques que salía de
Tiananmén en la Avenida Chang’an. La imagen del «hombre del tanque» se convirtió en icono de las protestas.

Plaza de Tiananmén

Miembros de las Madres de Tiananmén muestran fotos de sus familiares asesinados el 4 de junio de 1989.

¿Qué dicen las familias de víctimas de la matanza?

Los familiares de las víctimas de la matanza en la plaza de Tiananmén quieren saber la verdad sobre la muerte de sus familiares durante la represión a sangre y fuego de las manifestaciones prodemocracia, pero 30 años después este tema sigue siendo tabú en China.

«Todo el mundo pensaba que el ejército nunca abriría fuego. Era inimaginable. Estábamos en periodo de paz», cuentó You Weijie, de 66 años, cuyo marido, un empleado que no se había manifestado, murió durante la represión.

«La gente apoyaba las reivindicaciones de los estudiantes contra la corrupción, la burocracia, la inflación… Había una inmensa ola de simpatía hacia ellos. Los habitantes les llevaban de beber, de comer», recuerda.

Nos preocupamos por los estudiantes. Queríamos ir para asegurarnos de que no les pasaría nada

El 3 de junio por la noche, ella y su marido Yang Minghu se despertaron a eso de la medianoche al oír unos disparos a lo lejos. Soldados y tanques se dirigían desde los suburbios hacia la plaza Tiananmen situada en el centro de la ciudad disparando contra los civiles a su paso por las avenidas.

«Nos preocupamos por los estudiantes. Queríamos ir para asegurarnos de que no les pasaría nada. Pero nuestro hijo tenía cinco años. Entonces mi marido se fue solo», cuenta You, exempleada de una tintorería. Después de una noche de angustia, lo encontró al día siguiente, con la vejiga destrozada y la pelvis rota, en un hospital «con muchas personas ensangrentadas, con heridas de la cabeza a los pies, muchas lloraban». La morgue estaba «llena de cadáveres».

Plaza de Tiananmén

Después de la masacre, el 6 de junio de 1989 miembros del Ejército chino resguardaban la Avenida Chang’an, que conducía a la plaza de Tiananmén.

Foto:

Manny Ceneta. AFP

El esposo de You murió a los dos días. Tenía 42 años. Antes le contó que los militares abrieron fuego indiscriminadamente y fue alcanzado por ráfagas de disparos. «Cuando salí del hospital vi algo que no olvidaré nunca: en cada cruce los soldados apuntaban horizontalmente sus armas en todas las direcciones. Y la gente se quedaba allí plantada, mirándolos en silencio», recuerda You Weijie.

«Me hubiera gustado preguntarles: ¿Por qué dispararon contra sus compatriotas? Pero tenía un niño pequeño así que me callé».  Pese a la vigilancia policial se creó la asociación «Las Madres de Tiananmen», de la que es portavoz. Su objetivo: obtener indemnizaciones, conseguir que los responsables rindan cuentas y descubrir cómo murieron sus allegados.

¿Cuál es la postura del gobierno chino frente a la masacre?

El gobierno impone silencio. No se habla de ello en la prensa, en internet, en los libros, los manuales escolares, las películas, salvo en contadas ocasiones en las que se describe con el eufemismo: «la agitación política del año 1989».

Se puede abordar en casa, claro, con familiares y amigos, pero una conmemoración pública conlleva un arresto con casi total seguridad. «Su mayor deseo es que el recuerdo de la represión se borre» de la mente de todos, «de la nuestra y de la de cualquier persona de la Tierra», declaró a la Wu Dingfu, un obrero jubilado que perdió a un hijo de 20 años en la matanza.

De hecho, China defendió el pasado 26 de mayo la sangrienta represión en la plaza de Tiananmén, calificándola de «política correcta» en una inusual alusión al acontecimiento. 

EFE y AFP 

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