Curiosidades y atractivos del metro de Nueva York

La estatua de la Libertad, el puente de Brooklyn, Times Square y Central Park son los referentes más conocidos de Nueva York (Estados Unidos). Pero todo aquel que se apasione con lo urbano encontrará en el sistema metro de esta ciudad una aventura llena de color, arquitectura e historias inagotables. Una forma diferente de conocer.

Con unos seis dólares –o menos, pues el costo de los pasajes varía según el horario, siendo más caro en horas pico– es posible hacer un trayecto de ida y vuelta en sus trenes.

En su recorrido por Manhattan, todas las líneas férreas son subterráneas, y abundan los shows artísticos en las estaciones. Pero si al visitante le interesa ver tramos elevados, lo recomendable son trayectos en los distritos del Bronx y Queens; preferiblemente la segunda opción, que es más económica y tranquila.
EL TIEMPO estuvo allí y recogió varias postales.

Personajes y bellas en la madrugada

Mujeres y jóvenes en el metro de New York

Jóvenes, los fines de semana, usan el metro para volver a casa después de salir de fiesta.

Foto:

Felipe Motoa Franco. EL TIEMPO

Una de las bondades del metro de la Gran Manzana es su operación 24/7. Claro, entre más tarde más se demoran los servicios; pero funcionan, solo es un asunto de paciencia.

El fin de semana, concédase la oportunidad de ir de fiesta a algún sitio de Manhattan; pero en vez de tomar un taxi, limusina o Uber para volver a casa, aborde el metro a altas horas de la noche: se encontrará con jóvenes de todos los países, algunos de ellos (o ellas) con tragos de más en la cabeza, hablando en distintos idiomas y comportándose de forma cómica, cual si estuvieran en su país de origen. Habrá escenas memorables.

Ojo, verifique que tiene saldo en su tarjeta de transporte antes de salir de casa.

The Oculus, bajo la zona del 9/11

The Oculus, la estación del World Trade Center

The Oculus, la estación del World Trade Center, diseñada por el español Santiago Calatrava

Foto:

Felipe Motoa Franco. EL TIEMPO

Visitar la estación de World Trade Center es sentirse en un edificio futurista. En su interior todo es blanco y da una sensación de limpieza que cautiva los sentidos. Allí llegan múltiples líneas del metro, es muy accesible.

Si el visitante es apasionado por las compras, aprovechará el centro comercial que funciona adentro; si en cambio es más contemplativo, puede salir de la estructura, llamada The Oculus, y apreciarla desde afuera: ¿se parece a una criatura marina o a un pájaro? Esta fue diseñada por el español Santiago Calatrava.

Grand central terminal

Grand Central en Nueva York

The Grand Central Station, en Nueva York. Llena de lujo y diseño.

Foto:

Felipe Motoa Franco. EL TIEMPO

Piense en el cielorraso que más lo haya cautivado… ¿Listo? Ahora vaya a la estación Grand Central Terminal del metro de Nueva York, ubíquese en el salón central y mire hacia arriba: sin duda, tendrá un nuevo candidato a mejor cielorraso. Basta con decir que representa una bóveda celeste, con constelaciones incluidas, pintadas con trazos de oro.

Enseguida fíjese en los arcos que dan paso a cada rampa, escalera o sala, verá que cada uno fue diseñado con algún detalle particular que lo diferencia de los otros.
Allí podrá comprar tiquetes para ir al Bronx en metro elevado, que vale la pena.

Flores y color en el tren

Historias en el metro de Nueva York

En los vagones se puede topar con toda clase de personajes y escenas.

Foto:

Felipe Motoa Franco. EL TIEMPO

Los 1.062 km de vías y las 469 estaciones del sistema metro de N. Y. se caracterizan por la satisfactoria calidad del servicio con que la gente es transportada. Excepto en horas pico –cuando se va más ajustado en los vagones–, el resto del tiempo es fácil acceder a un puesto y viajar sentado.

Los desplazamientos son tan cómodos que, por ejemplo, el cronista vio cómo un joven se transportó cargando una matera con una delicada orquídea. No tuvo problemas en entrar y salir del vagón, manteniendo sana y salva su mata.

Incluso, también vio cómo una madre, aparentemente agotada, se quedó dormida mientras su bebé, en un coche, observaba a los variopintos pasajeros. Cada vagón es vigilado con cámaras.

FELIPE MOTOA FRANCO
@felipemotoa
EL TIEMPO

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