El legado de Lee Iacocca, el hombre que salvó a Chrysler de la ruina

Cuando le llegó la hora, Lee Iacocca lleva más de 20 años retirado y lejos de la luz pública. Pero su muerte este miércoles a los 94 años de edad, provocó un momento de pausa para honrar la memoria de un hombre que es considerado un icono de la industria automovilística en Estados Unidos y verdadero epítome del sueño americano.

Hijo de inmigrantes italianos que llegaron a EE. UU. con un par de maletas y unos pocos ahorros, Iaccoca se abrió paso hasta llegar a la cúspide de Ford y Chrysler, dos de las compañías más prestigiosas de esta industria donde introdujo tres modelos de carro que en su momento revolucionaron el mercado: el Ford Mustang, el Ford Pinto y la Minivan.

Se le atribuye, además, haber rescatado al sector automotriz estadounidense cuando este parecía hundirse ante la competencia de los fabricantes asiáticos que inundaban las calles con carros más baratos y eficientes en la década de los setenta y ochenta.

Iacocca nació en Allentown, Pennsylvania, donde sus padres habían montando un pequeño de restaurante de perros calientes.

Lee Iacocca

Lee Iacocca logró entrar a Ford y Chrysler, dos de las compañías más prestigiosas de la industria de autos,  donde introdujo tres nuevos modelos. 

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Matthew Simmons / AFP

Lejos de producir una fortuna, el negocio dio lo suficiente como para costear los estudios de Lee en la Universidad de Lehigh, donde estudió ingeniera industrial.

Sus altas calificaciones le abrieron las puertas de la Universidad de Princeton, donde profundizó sus estudios.

En 1946 ingresó a Ford. Primero como ingeniero, pero rápidamente pasó al área comercial de donde fue escalando posiciones hasta convertirse en presidente de la empresa en 1970.

Su ascenso, en gran parte, tuvo que ver con una visión futurística de las necesidad del mercado. En 1968, por ejemplo, fue Iacocca el que empujó el desarrollo del Ford Pinto, un carro barato y de bajo consumo de gasolina para responder a los crecientes precios de los hidrocarburos y la competencia que ya se asomaba desde Europa y Asia.

Fue durante ese mismo período cuando Iacocca concibió el Ford Mustang, quizá el carro más representativo de la cultura estadounidense.

De dos puertas y con un poderoso motor, la idea del empresario era cortejar un mercado de gente más joven y exitosa. Dado que se traba de un nicho más bien reducido, Ford arrancó producción anticipando ventas modestas.

Lee Iacocca

Lee Iacocca no logró llevarse bien con Henry Ford ll, nieto del fundador de la empresa que lleva su mismo nombre. De hecho, éste le despidió en 1978. 

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Gary Caskey / Reuters

Un año después de estar en el mercado, y tras posar en las portadas de Time y Newsweek, el Mustang sobrepasó todas las expectativas cuadruplicando las proyecciones en ventas. Hoy, 55 años después, sigue siendo el carro deportivo más popular del mundo.

Pese a sus éxitos, Iacocca nunca se la llevó bien con Henry Ford ll, nieto del fundador de la empresa que lleva su mismo nombre.

Sin razón aparente, pues la compañía daba grandes utilidades, Ford lo despidió en 1978 dando inicio a un segundo tramo de su vida empresarial igual o más exitoso que el anterior.

Lee Iacocca

Lee Iacocca fue el ideador del  Ford Mustang, quizá el carro más representativo de la cultura estadounidense.

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John Hillery / Reuters

«Arranque mi vida como el hijo de inmigrantes y me abrí paso hasta la presidencia de Ford Motor Company. Cuando llegué allí estaba en la sima del mundo. Pero el destino me dijo: ‘espera, no he terminado contigo. Ahora vas a saber lo que se siente cuando te caes desde el Monte Everest’ «, escribía el propio Iacocca sobre este momento de su vida durante una autobiografía que publicó en 1984.

A las pocas semanas, la suerte volvió a tocar a su puerta. Chrysler, la competencia más directa que tenía Ford, lo contrató como su nuevo presidente. Pero el reto era enorme. Para ese entonces la empresa estaba casi en quiebra, con astronómicas deudas y un parque automotor que no se vendía bien.

Arranque mi vida como el hijo de inmigrantes y me abrí paso hasta la presidencia de Ford Motor Company

Iacocca se puso el overol y convenció al Congreso para que le prestara 1.500 millones de dólares. Según el empresario, eso era lo que necesitaba para rescatar a una compañía que era emblema de EE. UU. y generaba cientos de miles de empleos.

En tiempo récord el empresario devolvió el préstamo y volvió a encarrilar a Chrysler sacando al mercado dos modelos de carro, el Dodge Aries y el Plymouth, que fueron muy populares por su ahorro de combustible pero sin sacrificar la comodidad de autos más costosos de la época.

Fueron esos modelos, además, los que le permitieron a la Chrysler competir con autos importados de Europa y Asia que ya se estaban apropiando de un buen porcentaje del mercado estadounidense.

Cuando llegué allí estaba en la sima del mundo. Pero el destino me dijo espera, no he terminado contigo

De su mente también surgió la idea de comprar American Motor, la empresa que produce los Jeep. Aunque inicialmente fue muy criticado por su decisión, la entonces pequeña empresa se convirtió en una mina de oro que sigue dando dividendos hasta el día de hoy.

Pero quizá uno de sus legados más profundos fue el desarrollo del concepto de la Minivan, que introdujo en 1984 con la Dodge Caravan y el Plymouth Voyager.

Más pequeña que una camioneta, pero más grande que un carro y con capacidad para transportar entre siete y 8 personas, la creación de Iacocca dio vida a un segmento totalmente nuevo en la industria.

Lee Iacocca

Tras su retiro de la industria automovilística en 1992, Lee Iacocca (i.) trabajó en causas humanitarias como las de ayudar a inmigrantes. 

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Don Emmert / AFP

Hoy todas las grandes empresas de automóviles tiene su propia versión de la Minivan, que sigue siendo uno de los carros más vendidos para uso familiar. A parte de visionario, Iacocca era sobre todo un buen vendedor y en EE. UU. se le recuerda por ser el rostro de los comerciales de Chrysler e inmortalizar la frase «Si vez algo mejor, cómpralo».

Si vez algo mejor, cómpralo

Tan popular fue en su momento que contempló una candidatura presidencial a finales de los años ochenta y alcanzó a registrar altos niveles de popularidad en las encuestas de la época.

Si bien Iacocca se retiró en 1992, continuó trabajando en causas que le eran cercanas a su corazón. Entre ellas la de los inmigrantes que, como sus padres, llegaron a Ellis Island (Nueva York) soñando en una mejor vida para ellos y sus descendientes.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
En twitter @sergom68

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