Caída de depredador sexual pone a temblar a los poderosos en EE. UU.
El gusto de Jeffrey Epstein por mujeres adolescentes era un secreto a gritos entre el poderoso círculo social por el que se movió durante décadas.
Y, sin embargo, la mayoría optó por mirar a otro lado mientras Epstein abusaba de docenas de niñas. Incluso, dicen sus acusadores, probablemente hasta ayudándole a tapar sus aberraciones sexuales.
Aunque el caso de este multimillonario lleva años en la picota pública, volvió a cobrar relevancia esta semana, luego de que las autoridades lo volvieron a acusar de traficar sexualmente con menores y anunciaron posibles repercusiones para los que facilitaron sus crímenes.
Y si bien todavía ninguno ha sido vinculado, son muchos los que están contra el paredón.
Entre ellos, el presidente Donald Trump, el ahora exsecretario del Trabajo Álex Acosta, el expresidente Bill Clinton, al igual que decenas de actores de Hollywood, directores de los centros docentes más prestigiosos del país y un sinfín de personalidades que en el pasado tuvieron una estrecha relación con Epstein.
Acosta, de hecho, tuvo que renunciar esta semana ante un creciente coro de voces que pedía su cabeza por la condena irrisoria que negoció con el magnate en el 2008, cuando era el fiscal del estado de la Florida.
Aunque las autoridades contaban con el testimonio de más de 40 jóvenes que lo acusaban de abuso sexual, Epstein terminó pagando una condena de 13 meses de cárcel, de los cuales la mayor parte del tiempo los pasó en su casa, pues se le permitía salir de prisión seis días a la semana.
Epstein, de 66 años, amasó su fortuna en Wall Street. Primero trabajando para la firma Bear Sterns y luego encabezando un fondo privado de inversión que manejaba los portafolios de los más ricos del país y del mundo.
Pero fue lo que hizo con ella lo que le permitió ingresar a las más altas esferas de la sociedad y, a su vez, comprar silencios.
Comenzado en los ochenta, Epstein se convirtió en una especie de alcancía para las campañas electorales de decenas de políticos. Entre estas, la que llevó a Bill Clinton a la presidencia en 1992. De manera paralela, donaba grandes cantidades de dinero a centros médicos y educativos, dirigía recursos a obras de caridad y financiaba decenas de películas en Hollywood.
Imperio de lujo
Al mismo tiempo construyó todo un imperio de entretenimiento con lujosas mansiones en la Florida y Nueva York, una isla privada en el Caribe, yates y aviones privados que usaba para adular a su creciente lista de poderosos amigos.
“Celebridades, políticos y productores de Hollywood querían estar con Epstein porque este tenía todos los ‘juguetes’. Ir a sus fiestas era equivalente a estar in, dice Conchita Sarnoff, directora ejecutiva de la Alianza para el Rescate de Víctimas de Tráfico y quien escribió un libro sobre su caso.
Según Sarnoff, el magnate, a cambio, recibía su protección para continuar cometiendo lo que muchos en ese entonces llamaban los ‘pecadillos de Epstein’.
Trump, en una entrevista que concedió en el 2002, incluso reconoció las andadas de su amigo.
“Es un tipo muy divertido. Gran tipo. Dicen que le gustan las bellas mujeres como a mí, y muchas de ellas son bastante jóvenes”, dijo el hoy presidente en una entrevista con New York Magazine.
Epstein, de hecho, era miembro de Mara-a-Lago, el exclusivo club de Trump en la Florida.
Clinton, por su parte, lo describía como un generoso filántropo. Tan estrecha fue la relación con el expresidente que este viajó por lo menos 20 veces en el avión privado de Epstein, quien además era un gran donante de la Fundación Clinton.
Pero no eran solo ellos. En el 2009, el FBI logró decomisar una libreta de apuntes o ‘libro negro’ en donde Epstein tenía no solo los números de teléfonos de cientos de menores sino de sus mejores amigos.
Alfredo Gutiérrez, su mayordomo, había robado el libro e intentaba venderlo a un medio de comunicación cuando fue arrestado.
En el libro aparecían los contactos personales de Michael Jackson, Mick Jagger, Clinton, Trump, Rupert Murdoch, Richard Branson, Steve Forbes, Michael Bloomberg, Alec Baldwin, Naomi Campbell y hasta los celulares de la familia real británica.
Gutiérrez está colaborando con las autoridades, y dicen que ha señalado a muchos en la lista que fueron cómplices y hasta participaron en sus excesos.
En el año 2000, una joven de 18 años se acercó a la policía para denunciar los abusos de Epstein. Según cuenta ella, desde que tenía 14 años el millonario venía “comprándole” favores sexuales.
Así mismo, confesó que había convencido a muchas de sus amigas para que se dejaran violar de Epstein a cambio de dinero. La investigación tardó casi 5 años. Pero al cabo de estos, las autoridades tenían los testimonios de decenas de adolescentes que decían haber sido víctimas del multimillonario.
Más que suficiente para acusarlo y condenarlo a una larga sentencia de por lo menos 40 años de cárcel.
Las jóvenes coincidían en el tipo de abusos a las que habían sido sometidas. En las sesiones, que duraban de una a dos horas, Epstein les pedía masajes, y luego que lo masturbaran. Si las jóvenes decidían volver, los masajes se tornaban ya en actos sexuales que a veces se tornaban violentos.
Incluso lograron documentar que Epstein tenía contactos en Latinoamérica y Europa que le traían niñas para ser abusadas.
Pero cuando llegó la hora de la condena en 2008, Acosta solo recomendó los 13 meses de prisión y que se registrara en la Florida como un “depredador sexual de menores”.
El acuerdo, que fue avalado por un juez, fue además secreto y a las víctimas nunca se les notificó el desenlace de su caso. Eso cambió a finales del año pasado luego de que Julie Brown, una reportera del Miami Herald, publicó una serie de artículos en los que les dio voz a esas víctimas y expuso el acuerdo clandestino con Epstein.
Nadie preguntó nada
Brown, quien llevaba años escuchando las sórdidas historias sobre el millonario, comenzó su investigación al ver la audiencia de confirmación, en el 2017, de Acosta ante el Senado de EE. UU., donde nadie le preguntó sobre el caso del magnate y su rol en este.
La periodista no solo logró obtener una copia del acuerdo, sino el testimonio de 80 mujeres que decían haber sido víctimas de abuso por Epstein. La escandalosa historia contada por Brown provocó una nueva y exhaustiva investigación del caso.
Celebridades, políticos y productores de Hollywood querían estar con Epstein porque este tenía todos los ‘juguetes’. Ir a sus fiestas era equivalente a estar in.
En febrero de este año, un juez concluyó que tanto Acosta como los otros fiscales del caso habían violado la ley al no informar a las víctimas del acuerdo al que se había llegado con Epstein.
Así mismo, sirvió de base para la nueva acusación contra el millonario que se conoció hace pocos días.Muchos de sus amigos ya habían cortado nexos con Epstein desde el 2008, cuando supieron de las acusaciones en su contra.
Trump, por ejemplo, lo excluyó de Mar-a-Lago, pues una de las mujeres dijo que conoció a Epstein cuando trabajaba como camarera en el exclusivo club. Y, en esta ocasión, probablemente ninguno pondrá las manos en el fuego por el mecenas caído en desgracia.
En gran parte porque ahora son ellos mismos los que están contra las cuerdas mientras tratan de explicar su relación con tan oscuro personaje.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter @SERGOM68