Gaziantep: cómo asimilar 500 mil migrantes en una ciudad de frontera
Cuando recorremos una ciudad histórica accedemos al placer de jugar con lo imaginario hacia el pasado engarzado con los hitos. Esas son las ciudades excepcionales, que quedan en nuestro propio relato vital.
Gaziantep es una de ellas.
La ciudadela antigua, situada al pie de la colina, data de miles de años. Asistió al tránsito de variadas expediciones, recibió legionarios de múltiples procedencias y se convirtió en una de las guarniciones fronterizas del Imperio romano. Restaurada una y otra vez, alcanzó la forma urbana que aún hoy presenciamos en el casco antiguo en pleno imperio bizantino, allá por el siglo VI.
Llegando al Bazar de los artesanos del cobre, el brillo de láminas martilladas, los vitrales coloridos, centenares de objetos y los trabajadores en cuclillas golpeando el yunque y moldeando las figuras conforman una escena que imprime un tono de arrebol a la atmósfera cargada de olores a té, cardamomo, y ese aroma especial del café menengiç, un pintado con una especie de mermelada gruesa de pistachos y café, batida en leche con azúcar. Para disfrutar el rito del café, nos sentaremos en cojines decorados con telas multicolores que cubrirán canecas de frutos secos y especias.
(Le puede interesar: La historia de una pediatra entre la guerra y la muerte en Siria)
La ruta nos lleva a un segundo bazar cubierto donde encontraremos los ingredientes de la cocina de Gaziantep. La comida de Gaziantep es patrimonio de la humanidad, y una de las más exquisitas de Turquía. Son famosos el kebab y el baklava, el hígado de cordero, el yuvarlama y el puré de berenjenas con yogur, todas recetas a aprender en el museo de cocina Emine Gögüs.
Toda esta armonía lograda al ritmo de la historia quedó bajo el impacto de dos fenómenos que explican el nuevo protagonismo de la ciudad en nuestro tiempo: el Proyecto para el Sureste de Anatolia (GAP, por su sigla en turco), la gran apuesta para el Desarrollo Regional Sostenible de la Mesopotamia Septentrional, ejemplo excepcional de política rural de Estado, y el conflicto de Siria con su migración masiva, ocho años de una guerra cruenta que deja un país en ruinas, una sociedad devastada, enferma, sin actores con legitimidad en ningún bando y una injerencia internacional que juega en el casino de la sangre sus intereses económicos.
500.000 huéspedes
Cuando se desató el conflicto en Siria (2011-2012), Gaziantep rondaba los 1,2 millones de habitantes. Ahora cuenta con 2 millones, de los cuales medio millón son inmigrantes sirios.
La comunidad internacional ha destacado la política turca para el manejo de la migración masiva como una de las mejores en la historia. Más allá de los logros en atención humanitaria, albergue y registro de afectados, provisión de servicios públicos, opciones de vivienda, salud y educación, entrenamiento y formación para el trabajo, coordinación institucional, articulación público-privada, cooperación internacional y participación de la sociedad civil, si hay que elegir un gran pilar en la extraordinaria estrategia turca frente el fenómeno migratorio, ese tendría que ser el programa integral concentrado en el desarrollo local incluyente, que ha permitido lo que denomino la emulsión comunitaria, esto es, la absorción de los miles de migrantes propiciando su inclusión económica, integración, adaptación y movilidad social.
(Lea también: La evidencia que se llevó Pompeo de los nexos de Maduro y Hezbolá)
Un gobierno local fuerte, estable, con respaldo popular e institucional ha resuelto esta inmensa tarea gracias a la óptica de apreciar el problema como oportunidad y acoger a los migrantes no como desplazados, refugiados o competidores, sino como huéspedes.
Implica tolerancia, pragmatismo y política pública por igual para inmigrantes necesitados y pobladores locales igualmente necesitados. Los componentes de la estrategia han sido, entre otros:
– Un Gran Proyecto Territorial de Desarrollo Regional Sostenible.
– Educación y formación profesional para todos.
– Cultura, turismo y bienestar social.
– Incentivos al emprendimiento y apoyo directo a las pymes.
– Transformación en profundidad de la agricultura (usos, propiedad, riego, infraestructura, recomposición de la oferta agrícola y recuperación de tierras).
– Dotación planeada de bienes públicos.
– Captación de inversión nacional y extranjera.
– Política industrial e incentivos ligados a resultados (parques microempresariales, zonas económicas, zonas francas, centros comerciales).
– Gastronomía como sector de punta.
– Agendas sectoriales y promoción del comercio exterior-sectores líderes.
– Macroproyectos ciudad-desarrollo urbano-vivienda y movilidad.
En medio de la ejecución del proyecto GAP para el desarrollo de la Mesopotamia se extendieron los hallazgos arqueológicos en Zeugma, y ello dio lugar a fortalecer la protección del patrimonio cultural. La antigua ciudad estaba completamente sumergida. Una estrategia museográfica tomó curso: el Museo de Mosaicos de Zeugma cuenta con la colección de mosaicos más grande del mundo.
Ahora, cuando el tema de los corredores económicos cobra tanta importancia, vale recordar que Zeugma fue una ciudad próspera por encontrarse en la Ruta de la Seda. La ciudad, en su hora poblada por 80.000 habitantes, fue fundada por el general del ejército de Alejandro Magno, Seleuco Nicátor, en ambas orillas del río Eufrates, uno de los más hermosos de la Tierra.
JUAN ALFREDO PINTO SAAVEDRA
@juanalfredopin1
www.juanalfredopinto.com