En medio de tensión, Rusia y Turquía buscan bajar tono a crisis siria
Turquía y Rusia intentaban desactivar este viernes una crisis militar que podría hacer saltar por los aires la precaria situación en Siria, donde ataques y represalias entre fuerzas turcas y sirias causaron decenas de muertos en la región fronteriza de Idlib.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, conversaron por teléfono y ambos expresaron su “seria preocupación” por la situación en Idlib, en el extremo noroeste de Siria, y decidieron estudiar la “posibilidad de celebrar una cumbre próximamente”.
(Lea también: Degradación del conflicto en Siria ocasiona un grave éxodo masivo)
El jueves murieron al menos 33 militares turcos en ataques del régimen de Damasco, protegido de Moscú. Y, en una serie de intensos bombardeos de represalia, las fuerzas de Ankara mataron a su vez ayer a 31 combatientes sirios.
Al mismo tiempo que hablaba con Putin, Erdogan intentó también movilizar apoyos diplomáticos en el seno de la Otán, conversó con su homólogo estadounidense, Donald Trump, y amenazó a sus vecinos europeos con permitir el paso de miles de migrantes que buscan desesperadamente refugio en Europa. Trump le expresó su “pésame” a Erdogan por las bajas, las mayores que ha sufrido Turquía en un solo ataque desde el inicio de su intervención en Siria en 2016.
“Los dos líderes acordaron que el régimen sirio, Rusia y el régimen iraní deben detener su ofensiva antes de que más civiles inocentes sean asesinados y desplazados”, dijo la Casa Blanca.
(Le puede interesar: La historia del padre sirio que enseñó a su hija a reírse de la guerra)
Esta escalada puede agravar la situación humanitaria, que ya es catastrófica, en Idlib, de donde cerca de un millón de personas han sido desplazadas por la ofensiva que lleva a cabo en la región el régimen de Damasco con ayuda de Rusia, que ayer anunció el envío de dos fragatas al mar Mediterráneo a través del estrecho del Bósforo. Ambas están equipadas con misiles Kalibr y su desplazamiento, según un portavoz de la flota rusa, estaba “planificado”.
La gravedad de la situación en Siria llevó ayer al Consejo de Seguridad de la ONU a convocar una reunión de urgencia, mientras que el secretario general de esa organización, António Guterres, advirtió que el actual es “uno de los momentos más alarmantes del conflicto sirio” y exigió a todas las partes un alto el fuego “inmediato”.
Erdogan también habló con la canciller alemana, Angela Merkel, que condenó los “ataques brutales” contra las fuerzas turcas. En parecidos términos, Londres y París expresaron su “solidaridad” a Ankara.
Los enfrentamientos entre fuerzas turcas y sirias han abierto una brecha entre Ankara y Moscú, que, pese a sus intereses divergentes, habían reforzado su cooperación en los últimos años sobre temas que incluyen a la propia Siria, la energía o la defensa.
Turquía anunció que dejará pasar a los migrantes que intentan entrar a Europa
Según el Kremlin, la cumbre entre Erdogan y Putin podría tener lugar “el 5 o 6 de marzo”. Por su parte, el ministerio ruso de Defensa afirmó que los soldados turcos que murieron en los bombardeos atribuidos al ejército sirio se encontraban entre “unidades de milicianos de grupos terroristas”, lo que fue rechazado por Turquía.
La Otán celebró ayer una reunión a solicitud de Ankara. Los miembros de la alianza expresaron su solidaridad, pero no asumieron ningún compromiso concreto. Además, Turquía instó a la comunidad internacional a crear una zona de exclusión aérea en el noroeste del país en guerra, para impedir los bombardeos del régimen sirio y su aliado ruso.
Entretanto, el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valery Gerasimov, conversó con su par estadounidense, el general Mark Milley, para “intercambiar opiniones sobre la situación en Siria”, anunció el ministerio ruso de Defensa. Y en un aparente intento de presionar a la Unión Europea (UE), Turquía anunció que dejará pasar a los migrantes que intentan entrar a Europa.
Aunque ayer no se registró ningún incremento importante en el número de personas que cruzaron la línea fronteriza, tanto Grecia como Bulgaria (vecinas de Turquía) decidieron cerrar sus fronteras.
Los guardias fronterizos griegos impidieron ayer a cientos de migrantes pasar por el puesto de Kasanties, y cientos de personas permanecían bloqueadas en una zona de nadie entre Grecia y Turquía.
Turquía acoge en su territorio a 4 millones de refugiados, sirios en su mayoría, y teme un nuevo flujo desde Idlib, según la ONU. Sobre el terreno, el ejército sirio, con el apoyo de Rusia, reconquistó varias localidades de Idlib en las últimas semanas, aunque grupos rebeldes respaldados por Turquía retomaron el control, el jueves, de la ciudad estratégica de Saraqib.
AFP