El virus que está cambiando la carrera presidencial en EE. UU.
En la práctica, la carrera por la nominación del Partido Demócrata para las presidenciales de noviembre próximo concluyó esta semana. Si bien matemáticamente aún es posible que el senador Bernie Sanders terminé imponiéndose en la contienda, sus posibilidades se redujeron casi a cero este martes tras su contundente derrota a manos del exvicepresidente Joe Biden en las primarias de Arizona, Florida e Illinois.
Aun así, hay gran incertidumbre sobre el futuro de este proceso de nominación y de las elecciones en general, en un país que está bajo sitio ante el letal avance del coronavirus.
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De momento, un importante grupo de estados que tenían elecciones previstas para finales de marzo o abril ya han cancelado los comicios y no han indicado cuándo podrían ser agendados nuevamente.
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En esa lista ya están Georgia, Ohio, Luisiana, Kentucky y Maryland. Pero los otros 17 estados que faltan por votar están considerando el aplazamiento también.
Las autoridades electorales en el partido están en pánico pues nunca antes habían tenido que enfrentar una situación semejante. Y ya consideran, por ejemplo, que las primarias restantes se realicen todas de manera virtual o a través del correo.
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Tanto Sanders como Biden han cancelado todos los eventos de campaña que tenían en el horizonte para concentrarse exclusivamente en el coronavirus. Sanders, por ejemplo, está en Washington dedicado de lleno a los diversos paquetes de asistencia económica que hacen trámite en el Legislativo, mientras que Biden se ha recluido en la sede de su campaña en Filadelfia y está evitando viajes para no tener una exposición al virus.
Ambos, como se sabe, tienen más de 75 años. En el caso de Sanders, que ya sufrió un infarto el año pasado, su riesgo es aún más alto pues esta semana trascendió que al menos dos legisladores han contraído la enfermedad mientras trabajaban en el Capitolio.
Esa ‘ausencia’ de los candidatos, sumada a la prohibición de toda congregación con más de 50 personas, sin duda tendrá un efecto en el entusiasmo de la base cuando les llegue la hora de votar.
Han comenzado a circular rumores de que Trump podría postergar las elecciones generales invocando el coronavirus
Ambos partidos, además, ya están contemplando alternativas paras las convenciones nacionales, que es el momento en el que se elige oficialmente al candidato y arranca la campaña para las elecciones generales. En el caso de los demócratas, es a mediados de julio en Milwaukee, y tienen previsto una semana de eventos públicos.
“A estas alturas todo está siendo considerado. Estamos ante una situación única en la historia y las cosas están cambiando con cada día que pasa. Nadie tiene idea de dónde vamos a estar en dos meses”, dijo Tom Pérez, director del Comité Nacional Demócrata.
Incluso, ya han comenzado a circular rumores de que Trump podría postergar las elecciones generales invocando el coronavirus. Sobre el papel eso no sería posible pues las elecciones están inscritas en la ley federal y solo el Congreso puede cambiarla.
Dado que los demócratas controlan la Cámara de Representantes, eso es algo que no sucedería. Pero también se ha comenzado a especular si Trump tendría esta potestad bajo una emergencia nacional o si invoca la ley marcial.
Recesión y derrota
“Ni siquiera en ese caso podría Trump suspender las elecciones y postergar su mandato más allá del 20 de enero de 2021. Ya la Corte Suprema liquidó ese argumento desde 1886, cuando dijo que la ley marcial no suspende la Constitución”, sostiene Josh Douglas, profesor de Derecho en la Universidad de Wisconsin.
Puede ser. Pero con una Corte Suprema en este momento controlada por conservadores y ante una situación que es única en la historia, bien podría surgir una nueva interpretación de la carta magna.
Sea como sea, lo único claro es que el coronavirus no solo está alterando el curso de la carrera presidencial, sino probablemente tendrá mucho que ver a la hora de definir quién se quedará con la Casa Blanca por los próximos cuatro años.
El coronavirus va a provocar una recesión y esta le podría costar la reelección a Trump
Un nuevo estudio de Emory University realizado por Alan Abramowitz, un reconocido profesor de Ciencia Política, sostiene que el coronavirus va a provocar una recesión y que esta le podría costar la reelección a Trump.
Según este, el producto interno del país se va a comprimir en un 5 por ciento para el segundo trimestre del año y, probablemente, lo mismo en el tercer trimestre.
Precisamente, la época en que los electores comienzan a evaluar su decisión final. La historia ha demostrado, dice Abramowitz, que un presidente que llega a las elecciones en medio de una crisis económica por lo general termina perdiendo.
“Si la aprobación de Trump se mantiene donde está (43 por ciento) o sigue cayendo, y si la recesión es severa y el PIB cae tres puntos o más en los próximos dos trimestres, el resultado bien podría ser una abultada derrota para Trump”, afirma el profesor.
Y no hay duda de que los demócratas tratarán de aprovechar la lentitud con la que el gobierno federal reaccionó frente a la llegada del virus y las palabras del mismo Trump cuando dijo que el coronavirus era un invento de los demócratas, y que tendría un impacto muy leve en el país.
Nuevos estudios indican que en EE. UU. podrían morir más de un millón de personas en los próximos 12 meses como consecuencia directa del virus.
Pero es posible, también, que suceda lo contrario. Es decir, muchos electores podrían no trasladar la culpa de la recesión económica a Trump, pues fue provocada por un agente externo e inesperado. Y es posible, a su vez, que sientan temor de cambiar a un mandatario justo cuando el país está enfrentando una crisis de enormes proporciones.
Así mismo, en esta era de partidismo político extremo, es bien probable que el manejo del coronavirus y la posible recesión económica no tengan efecto alguno entre los republicanos e independientes que lo respaldan. En realidad, así como nadie sabe el curso que tomará la pandemia en estos próximos días y meses, tampoco es claro qué tan profundo puede ser su impacto en la campaña presidencial. Lo que no está en discusión es que el coronavirus ya contagió la contienda y tendrá mucho que ver en su desenlace.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington