‘El niño de la caja’: el macabro asesinato casi imposible de resolver

Uno de los casos de asesinatos más difíciles de resolver en Estados Unidos, luego de casi 70 años de haberse cometido, finalmente pudo tener una respuesta.

Se trata del misterioso ‘Niño de la caja’, quien fue aparentemente asesinado en extrañas circunstancias en el año 1957 y cuyo cadáver fue encontrado dentro de una caja, en una zanja cercana a una vía en el estado de Pensilvania.

El niño, gracias a pruebas de ADN, fue identificado como Joseph Augustus Zarelli, según las autoridades estatales. El menor había nacido el 13 de febrero de 1953.

El origen del ‘niño de la caja’

El cuerpo del menor había sido encontrado en una caja de cartón al costado de la carretera Susquehanna, en Fox Chase, Pensilvania, en el año 1957. El niño se encontró desnudo, con una grave desnutrición y con múltiples golpes mortales.

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Sin embargo, para ese entonces, fue muy difícil identificarlo, debido principalmente a que nunca se pudo encontrar su número de seguridad social. Fue al momento de ser identificado, 65 años después, que se comprobó que su familia residía en Filadelfia.

No obstante, la Policía de la ciudad, por respeto, no quiso revelar el nombre de sus familiares, de quienes sí se sabe que siguen residiendo allí.

Tras las pistas de su nombre

En 1998 se hizo la primera exhumación del cuerpo de Zarelli, pues en esas épocas, las pruebas de ADN ya se habían consolidado, por lo que se hizo un análisis post mortem.

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Varios de sus restos fueron retenidos por los forenses para seguir avanzando en las investigaciones; no obstante, los genes del niño se habían degradado con el paso del tiempo, por lo que sus restos fueron nuevamente enterrados.

En el 2019, el cuerpo fue exhumado nuevamente. Y, en ese momento, la investigación fue liderada por un antropólogo, quien encontró el ADN suficiente para aprovechar el avance en los métodos de identificación genética que fueron posibles desde el primer análisis en 1998.

Dichos resultados, logrados gracias a las técnicas de genealogía más modernas en convergencia de los tradicionales, corroboraron que se trataba de Joseph Augustus Zarelli. Además, se comprobó quiénes eran sus familiares.

“Joseph tiene varios hermanos, tanto del lado de la madre como del padre, que viven y es por respeto a ellos que la información de sus padres permanece confidencial”, dijo Jason Smith, oficial al mando de la Unidad de Homicidios de la Policía de Filadelfia.

Lo que si no se pudo corroborar fue quien fue el perpetrador del asesinato del niño. No obstante, se conoce que hay una recompensa de 20 mil dólares para la persona que pueda dar información que conduzca a la identidad del sospechoso.

No obstante, se comprobó que el menor murió por un traumatismo ejercido con fuerza contundente, según señaló el sargento detective retirado Bob Kuhlmeier a ‘CBS’: “Parecía estar limpio y recién arreglado con un corte de pelo”.

“Este anuncio solo cierra un capítulo en la historia de este niño pequeño y abre uno nuevo. Esta sigue siendo una investigación de homicidio activa y todavía necesitamos la ayuda del público para completar la historia de vida de este niño”, dijo la comisionada de la Policía de Filadelfia, Danielle Outlaw.

Llegó la dignidad

Linda Tamburri, trabajadora del cementerio Ivy Hill, en el cual fue enterrada la víctima, confesó sentirse feliz por la identificación del menor, cuya lápida no tenía su nombre.

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“Tener un nombre en su tumba es lo que todos han estado deseando desde siempre. Me alegro mucho de estar aquí para verlo”, dijo a ‘The Mirror’.

Tanto Tamburri, como sus colegas, no aguantaron las lágrimas el día en el que se enteraron de que la Policía de Filadelfia pudo resolver el caso.

“Hoy, después de 65 años, finalmente se restauró el nombre del niño desconocido de Estado Unidos. Quiero agradecer a todos los que han trabajado incansablemente desde 1957 para devolverle la voz a Joseph Augustus Zarelli”, agregó Outlaw para ‘CBS’. Sin embargo, la búsqueda de justicia continúa”.

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JUAN MARTÍN MURILLO HERRERA
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