La crisis económica que está detrás de la mayor huelga en 11 años en Reino Unido
El Reino Unido está sumido en una huelga laboral sin precedentes que marcó su punto más álgido este miércoles tras una jornada de protestas que paralizó a buena parte del país.
Más de medio millón de maestros, funcionarios públicos, conductores de trenes y profesores universitarios participaron este 1.° de febrero en la marcha más grande que vive el territorio británico en la última década.
Las calles de Londres y otras ciudades -como Bristol, Brighton y Birmingham- se convirtieron en ríos humanos que repetían arengas exigiendo aumentos salariales y mejoras en las condiciones laborales, dos aspectos que retratan la grave crisis económica del Reino Unido.
El país tiene actualmente una inflación del 10,5 por ciento, la más alta en cuatro décadas y una productividad de apenas 0,6 por ciento, cifras que dan la razón a los expertos que apuntan a que una posible recesión parece cada vez más palpable para este 2023.
Sin embargo, el conflicto laboral británico es solo una de las aristas de los problemas que enfrenta el Gobierno del primer ministro británico, Rishi Sunak, de 42 años, quien asumió el poder en octubre del año pasado.
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El mandatario asumió las riendas en medio de la desbandada económica desatada por el fallido plan de presupuesto de recortes de impuestos sin una base financiera que propuso su predecesora Liz Truss, quien apenas estuvo en el cargo seis semanas.
Ahora, la crisis de altos costos de vida que golpea al Reino Unido ha llevado a que los trabajadores estén viendo caer sus ingresos en más de 6.600 libras esterlinas al año, algo que ha llevado a las británicos a las calles para pedir alzas salariales.
De acuerdo con los analistas, la situación actual tiene su origen en la debilidad que provocó en el Reino Unido su salida de la Unión Europea, mejor conocido como el ‘brexit’, cuyo proceso se completó hace tres años, el 31 de enero del 2020.
Los británicos han sido afectados por la tramitología y la burocracia en el intercambio comercial con el bloque comunitario. Además, la industria británica se ha resentido por la escasez de mano de obra que provenía del viejo continente. A eso se sumó el efecto económico de la pandemia del coronavirus y la invasión de Rusia a Ucrania.
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Creemos que las negociaciones, en lugar de las líneas de piquete, son el enfoque correcto
Esa situación ha hecho que los precios de productos básicos como la leche, el pan y la pasta hayan subido individualmente en más de 50 por ciento debido al alza en la materia prima importada desde Ucrania. Además, las facturas de luz y agua han subido de 1.700 libras esterlinas en abril de 2022 a más de 2.800 libras esterlinas en octubre pasado.
El índice de precios al consumidor, el cual mide esas alzas, refleja un aumento del 10,5 por ciento de la inflación a diciembre pasado, la más alta desde hace 40 años y muy por encima de la meta del 2 por ciento que el Banco de Inglaterra, el ente emisor, fija para mantener las finanzas británicas saneadas.
El gobierno de Sunak parece apegarse a la recomendación del emisor de no sucumbir a las demandas de aumento salariales para evitar que siga la escalada inflacionaria. Eso explicaría porqué el líder del partido Conservador en el poder en Reino Unido desde 2010 ha tratado de mantenerse al margen de la disputa laboral.
En cambio, el gobernante está empeñado más en tratar de restablecer las cuentas públicas y, con ello, aferrarse al poder en las elecciones generales previstas para mediados del 2024 que podría perder frente al opositor partido Laborista. Según las encuestas, la oposición supera la intención del voto en un 25 por ciento.
Las quejas laborales han llevado al país a ocho meses de huelgas en sectores estratégicos como el transporte, la salud, el servicio postal, los trabajadores del estado y hasta los funcionarios de control fronterizo.
Pero la acción sindical de este miércoles, considerada la más seria hasta ahora vista, dejó cerradas al 80 por ciento de las escuelas y universidades de Inglaterra y Gales, mientras los servicios ferroviarios fueron interrumpidos en gran parte del país. La situación también obligó a que los militares estuvieran en alerta para ayudar en las fronteras del Reino Unido porque los trabajadores del control fronterizo en aeropuertos y puertos también se sumaron a la protesta.
Además de mejores salarios y condiciones salariales, la de este miércoles fue una protesta en contra de una nueva ley planificada para frenar las huelgas en algunos sectores, una propuesta que argumentan que envenenará aún más las relaciones entre el gobierno del primer ministro Rishi Sunak y los sindicatos.
Después de la manifestación generalizada, sindicatos y gobierno lucían distanciados en sus posturas. El primer ministro apeló al partido opositor Laborista que condenara las huelgas.
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“Es clara la disrupción causada en la vida de las personas, y es por eso que creemos que las negociaciones, en lugar de las líneas de piquete, son el enfoque correcto», dijo el portavoz de Sunak.
Lo cierto es que la demanda sindical pasa por aumentos salariales por encima de la inflación para cubrir las subidas de las facturas de alimentos y energía que, según ellos, los han dejado estresados, sintiéndose infravalorados y luchando por llegar a fin de mes.
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La jornada de protestas ahora estará seguida la próxima semana de nuevas huelgas de las enfermeras, el personal de ambulancias, los paramédicos, los manipuladores de llamadas de emergencia y otros trabajadores de la salud, mientras que los bomberos también respaldaron la huelga nacional.
Los analistas coinciden en que ese clima de tensión económica, sindical y política que se vive se podría seguir agudizando a medida que se acerque el periodo electoral, donde el primer ministro y su partido Conservador tienen mucho que trabajar si quieren mantenerse en el poder.
MARIA VICTORIA CRISTANCHO
PARA EL TIEMPO
LONDRES