¿EE. UU. y Europa seguirán apoyando a Ucrania en el segundo año de la guerra?
Si algo ha dejado claro este primer año de guerra es la determinación con que Estados Unidos y Occidente han defendido a Ucrania tras la invasión de Rusia en febrero del año pasado.
A la fecha, y de acuerdo con el Kiel Institute, los «aliados» han entregado más de US$ 110.000 millones de dólares en ayuda militar y humanitaria e implementando severas sanciones económicas contra Moscú que, de momento, han frenado el avance de las tropas de Vladimir Putin y dado a Kiev las herramientas necesarias para contrarrestar a unas fuerzas armadas vastamente superiores.
(Ingrese al especial: Ucrania: se cumple un año de una guerra sin tregua con Rusia)
De acuerdo con el analista político Thomas Freidman, tanto EE. UU. como las otras naciones europeas entendieron desde el comienzo que lo que estaba en juego, más que la viabilidad de una exrepública soviética, era la supervivencia del orden liberal que surgió tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y que es pilar de sus mismas democracias.
Un orden -afirma Freidman- en el que no se puede permitir que regímenes autocráticos como la Alemania nazi, el Japón imperial o sus expresiones rusas o chinas del presente «se devoren a países vecinos sin que existan consecuencias».
Pero la pregunta que todos se hacen, ahora que arranca este segundo año de conflicto, es qué tan sostenible es esa determinación y bajo cuál estrategia.
(Lea también: Zelenski pide aviones de combate a sus aliados en su segundo viaje al exterior).

Países europeos como Reino Unido o Francia se han mostrado firmes en su respaldo a Ucrania.
El futuro de la ayuda occidental
La respuesta, al menos a corto plazo, es que la alianza se mantendrá firme. Especialmente ahora que Rusia al parecer prepara una nueva ofensiva esta primavera en el sur y este del país.
Pero una mirada más a futuro revela posibles facturas.
Esta semana durante una reunión en Bruselas de ministros de defensa del llamado Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania -que incluye 54 países- al igual que de la
Otán, los aliados se comprometieron a continuar apoyando al país ahora que la guerra parece estar entrando en una nueva fase crítica.
De acuerdo con el jefe de las fuerzas conjuntas de EE. UU. General Mike Milley, ya son 11 países los que se han comprometido a enviar tanques de última generación, entre ellos los Leopard 2 de Alemania, un contingente de Abrams estadounidenses y otros de fabricación británica y francesa.
(Le puede interesar: ¿Por qué los países latinoamericanos se han negado a enviar armas a Ucrania?).
Hasta hace poco el envío de tanques era visto como tabú pues enviaba una señal de escalamiento
Así mismo, 22 países aportarán vehículos para transporte de infantería al igual que vehículos blindados como los M2 Bradley (de EE. UU.), los AMX-10s (franceses) y Marders (alemanes).
De acuerdo con Ulrich Speck, experto en política exterior que colabora con el Brookings Institute, se trata de un desarrollo importante por dos razones.
«Hasta hace poco el envío de tanques era visto como tabú pues enviaba una señal de escalamiento que ponía a la Otán más cerca de un conflicto directo con Rusia. Eso ya se rompió. El mensaje ahora, basado en lo que han visto en el terreno, es que no le temen a unas fuerzas armadas que en este año han demostrado ser bastante incompetentes», dice Speck.
Al mismo tiempo es una señal de que Occidente no está interesado de momento en una salida negociada y se prepara para un combate cuyo énfasis estará puesto en la recuperación de territorio. Algo en lo que los tanques y vehículos blindados serán clave.
(Además: Odesa: de ser un escenario de película a vivir bajo el riesgo de desaparecer)

EE. UU. dará 31 tanques Abrams a Ucrania. Alemania dará Leopards. Decisiones que evidencian que occidente no le apuesta a una salida negociada del conflicto.
Así mismo, en la reunión de Bruselas, los aliados se comprometieron a expandir las capacidades antiaéreas de Ucrania y redoblar la producción de municiones, otro tema vital pues las reservas han comenzado escasear y el volumen que están usando los ucranianos para repeler las incursiones rusas es muy alto.
Si bien el presidente Volodimir Zelenski también sigue insistiendo en la necesidad de aviones como los F-16, se trata de otra línea que de momento los aliados no han querido cruzar pero que no está descartada.
(En otras noticias: Con tanques pesados, Occidente busca romper las fortificaciones rusas)
Según dijo esta misma semana el secretario de Defensa de EE. UU. Lloyd Austin, en esta nueva fase, más que aviones, lo que requiere Ucrania es baterías o sistemas antiaéreos como los Patriot y vehículos de infantería para contrarrestar la infusión de tropas que está amasando Rusia en la frontera.
El objetivo, según fuentes militares en Washington, es «defender la línea» durante la ofensiva primaveral, y tratar de recuperar terreno en el verano y otoño una vez lleguen los tanques y los ucranianos sean capacitados para operarlos.

Esta semana, la conferencia de ministros de Defensa de la Otán concluyó que mantendrá el apoyo a Ucrania.
¿Y en la geopolítica?
Eso en cuanto a lo militar. Sin embargo, tanto en lo político como en lo geoestratégico se están viendo otras dinámicas.
En EE. UU., donde Biden ha sido el principal promotor de cerrar filas en torno a Ucrania, la guerra ha comenzado a perder apoyo popular. En las últimas encuestas de Morning Consult, solo un 41 por ciento se mostró preocupado por la invasión mientras otro 40 por ciento dijo que EE. UU. tenía la obligación de defender al país.
En marzo del año pasado, esos números eran 58 y 47 por ciento respectivamente.
La guerra, y el apoyo incondicional de EE .UU., podría tornarse en un tema explosivo y costoso
Paralelamente, desde el pasado 4 de enero los republicanos asumieron el control de la Cámara de Representantes. A diferencia de los halcones de años pasados, este nuevo movimiento de republicanos es mucho más nacionalista y hasta crítico de la guerra.
(Puede leer: Ucrania: ¿Cambiará el curso de la guerra tras llegada de tanques de Occidente?)
De hecho, son muchos los que quieren reducir los aportes y se oponen a una participación más directa de EE. UU. Dado que los demócratas aún controlan el Senado y que los republicanos de la Cámara Alta son más moderados, no se prevé, al menos por ahora, un cambio de curso.
Pero la guerra, y el apoyo incondicional de EE .UU., podría tornarse en un tema explosivo y costoso para un presidente que probablemente buscará la reelección en menos de dos años.
Y lo mismo estaría pasando en otras capitales europeas donde hay preocupación no solo por el costo económico sino por el impacto en sus propios arsenales de guerra que se están viendo mermados con cada día que pasa.

La llegada de la mayoría republicana al Congreso de EE. UU. complica el apoyo a Ucrania.
Y esa, según Gustav Gressel, del Consejo Europeo para las Relaciones Internacionales, parece ser la nueva apuesta de Putin. «Del fracaso de una victoria rápida, Putin ha pasado a una guerra de desgaste. Confía en que los aliados irán perdiendo interés por las presiones domésticas y ante la creciente demanda de recursos. Eso abriría la puerta al control de más territorio y a la eventual capitulación de Ucrania», sostiene Gressel.
Un punto que también toca Friedman.
(Putin) cuenta con que Estados Unidos y Occidente se cansarán ante la perspectiva de un conflicto prolongado
«Durante el primer año de esta guerra, Estados Unidos y sus aliados la han tenido relativamente fácil. Imponiendo sanciones mientras aportaban inteligencia y recursos a los ucranianos para que ellos hicieran el resto y pusieran los muertos. Ahora Putin lo que le está diciendo a Biden es: yo no puedo perder esta guerra y pagaré cualquier precio con tal de quedarme con una parte de Ucrania pues es la única forma en la que puedo justificar la invasión. ¿Están dispuestos tú y los aliados europeos a pagar cualquier precio en defensa de este orden liberal?», afirma Friedman.
(Siga leyendo: Los voluntarios y extranjeros que pelean junto a Ucrania para vengarse de Rusia).
Robert Kagan, historiador del Brookings Institute, elabora en este punto al indicar, precisamente, que la pregunta planteada por Putin es la misma que lanzó Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial.
«Cualquier negociación que deje a las fuerzas rusas en suelo ucraniano solo será una tregua temporal antes del próximo intento. Putin está en proceso de militarizar completamente la sociedad rusa, al igual que lo hizo Stalin. Está en un juego a largo plazo (que otros como China observan) y cuenta con que Estados Unidos y Occidente se cansarán ante la perspectiva de un conflicto prolongado, como ya han indicado los aislacionistas de izquierda y derecha tanto en EE. UU. como en otros países», afirma Kagan.

Expertos aseguran que Putin le apuesta a una guerra de desgaste en la Occidente se vea obligado a «abandonar» la pelea.
EFE/EPA/Sergey Fadeichev/Kremlin/Pool
Sin embargo, de acuerdo con este experto, así como la sociedad de mediados del siglo pasado terminó entendiendo el distante conflicto europeo como una amenaza a su seguridad nacional, tarde o temprano verán en este un desafío semejante.
Entre otras cosas porque ni EE. UU. ni Occidente se pueden dar el lujo de encajar una derrota -o algo que se perciba como tal- después de todo lo que ya han invertido.
Eso por eso, opina Friedman, que este segundo año promete ser aún más violento, y peligroso, de lo que fue el primero.
Más noticias A Fondo
Guerra Ucrania – Rusia: ‘Cada día se hace más difícil y peligroso vivir’
Rusia lanza nuevo ataque masivo con 36 misiles crucero a Ucrania
Ucrania: crónica de una guerra anunciada que está lejos de ver un final
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: @Sergom68