Una trama de desinformación a favor de Donald Trump enreda a la cadena Fox
Que la cadena Fox por lo general se alinea con el pensamiento conservador y republicano en Estados Unidos no es nada nuevo.
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Sin embargo, su reputación como medio de comunicación recibió un tremendo golpe la semana pasada luego de que se reveló que dueños, directivos y periodistas promovieron la mentira de un supuesto fraude en las elecciones presidenciales del 2020 a sabiendas de que muchas de las denuncias hechas por el entonces presidente Donald Trump y sus abogados eran falsas.
E, incluso, que lo habrían hecho no necesariamente por defender una ideología sino por plata.
La revelaciones hacen parte de una demanda por difamación que interpuso Dominion Voting System, una compañía de software electoral que prestó sus servicios en algunos estados durante esos comicios y terminó siendo blanco de los ataques de los abogados de Trump, entre ellos Rudy Giuliani y Sidney Powell.
Ambos, al igual que el expresidente, alegaban que Dominion había alterado los resultados para favorecer a Joe Biden.
Según estos, la empresa había armado toda una conspiración, pues sus fundadores tenían origen en la Venezuela de Hugo Chávez y por lo tanto querían favorecer a un socialista.
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Esas acusaciones, al igual que muchas otras que lanzaron en ese período Trump y sus seguidores, eventualmente llegaron a las cortes donde fueron desechadas por ausencia total de méritos.
En el 2021, Dominion elevó una demanda contra Fox por hacerle eco a las acusaciones, entrevistando en múltiples ocasiones a Giuliani, Powell y otros sin cuestionar los argumentos.
La empresa busca reparaciones hasta por US $1.600 millones dólares por los daños que el medio le ocasionó a su reputación. El inició del juicio está previsto para el mes entrante y se espera que se extienda por 5 semanas.
En total, Fox enfrenta demandas por difamación que suman más de US $4.500 millones pues, además de Dominion, hay otras empresas que han acudido a las cortes buscando una compensación.
Como parte del proceso previo al juicio han salido a la luz pública documentos que dejan muy mal parada a la empresa.
Entre ellos una serie de correos electrónicos y mensajes de WhatsApp en donde comentaristas estrella de la cadena como Tucker Carlson, Sean Hannity, Lou Dobbs, Jeannine Pirro, María Bartiromo y Laura Ingram dejan claro que las acusaciones de Trump y sus abogados contra Dominion y sobre el fraude electoral eran una fabricación.
Pero, a pesar de ello, continuaron repitiéndolas en sus emisiones.

Foto de archivo que muestra el edificio donde está la sede de Fox News en Nueva York.
Powell está mintiendo. Esto es demente. Pero nuestros televidentes son gente buena y se lo creen
«Powell está mintiendo. Esto es demente. Pero nuestros televidentes son gente buena y se lo creen», le dice Carlson a Ingram en un mensaje de texto. A eso ella responde: «Powell es una loca de atar, nadie volverá a trabajar con ella. Lo mismo Giuliani».
En otro texto, uno de los productores del programa de Ingram sostiene que «la patraña de Dominion me va causar un aneurisma y le sigo insistiendo a Laura que allí no hay nada pero sigue hablando del tema».
Otros se referían a Trump y sus abogados como «lunáticos» y «fuera de control».
Pero la verdadera bomba fue el testimonio que dio Rupert Murdoch, dueño y presidente de Fox durante su declaración juramentada ante la corte que adelanta el proceso.
En su declaración Murdoch reconoce que Carlson, Hannity, Pirro, Dobbs y Bartiromo abiertamente «respaldaron» y «promovieron» las mentiras del fraude pese a saber que no eran ciertas.
Cuando se le preguntó al magnate porqué permitió que Carlson siguiera invitando a su programa a personas como Mike Lindell -amigo de Trump que también ventilaba teorías de conspiración falsa, Murdoch respondió: «es que esto no es rojo o azul (los colores que identifican a republicanos y demócratas en Estados Unidos), sino verde» (en alusión al dinero).

Rupert Murdoch, presidente de Fox.
De hecho en múltiples comunicaciones internas entre directivos y periodistas es clara la preocupación que sentían por perder audiencia sino continuaban dando plataforma a Trump y sus mentiras.
Dominion, además, ha recopilado otros textos en donde el propio Murdoch le dice a asociados que las acusaciones de Trump sobre el fraude son «pura m…y peligrosas».
En su deposición el magnate admite, a manera de mea culpa, que fue un error no haber sido «más contundentes» a la hora de denunciar las falsedades.
Pero se defiende diciendo que, en todo caso, el error no fue de Fox como un todo sino de algunos de sus presentadores.
Una defensa que rechazan los abogados de Dominion al sostener que tanto Murdoch como altos directivos tenían el poder para impedir la propagación de las mentiras, pero no lo hicieron porque su preocupación era solo económica.
«Desde lo más alto hasta lo más bajo en Fox sabía que lo de Dominio era una basura total. Sin embargo, a pesar de saber la verdad, o al menos, ignorar imprudentemente esa verdad, Fox difundió y respaldó estas afirmaciones extravagantes de fraude electoral pese a que internamente reconocían que las mentiras eran locas, absurdas e irresponsables», dice Dominion en un documento de 192 páginas que radicó en la Corte.
El argumento central que hace Fox en su defensa es que la versión de Trump -como presidente del país y figura nacional- y de los abogados que lo representaban, era de interés público y ellos estaban obligados a representarlo.
Así mismo, que castigarlos por hacerlo lesionaría el derecho a la libertad de expresión que tienen los medios de comunicación.
A pesar de las fuertes revelaciones, los expertos se debaten sobre la viabilidad del caso.
Eso porque el estándar que fijan las leyes sobre difamación en Estados Unidos son muy altos y exigen demostrar que existió «verdadera malicia» en las acciones demandadas.
En otras palabras: Fox sabía que las declaraciones que estaba transmitiendo eran falsas o que las dejó pasar con desprecio imprudente de la verdad.

Donald Trump y Joe Biden.
EFE / AFP
Evidencia ‘sólida’
Rebecca Tushnet, profesora de Derecho y Libertad de Expresión en Harvard, cree que la evidencia que ha presentado Dominion es «muy sólida» porque «establece con claridad la diferencia entre lo que Fox decía públicamente y lo que la gente importante de Fox admitía en privado».
Sin embargo, de acuerdo con Lee Levine, abogado experto en medios de comunicación, demostrar un engaño institucional de esta magnitud no es fácil pues asume un esfuerzo coordinado frente a una situación que se vivió en tiempo real y donde participaban muchas personas.
Para Levine, una cosa es demostrarlo ante la opinión pública -como ha quedado claro en los documentos presentados por Dominion- y otra con argumentos legales que son muy exigentes.
Para Fox, en todo caso, se trata de una batalla existencial. No solo por el valor de la demanda, que podría hundirlos financieramente, sino por el costo reputacional que está en juego.
Algo que, en buena medida, está ahora en manos de los nueve jurados que pronto darán a conocer su veredicto.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
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