‘Los que fuimos desterrados estamos viviendo un duelo’: Yubrank Suazo

A Yubrank Miguel Suazo lo tomó de sorpresa cuando lo fueron a sacar de la cárcel de máxima de seguridad, en Nuevo Chipote, sur de Managua, el jueves. No le informaron hacia dónde lo llevaban ni cuál era el motivo. Con temor llegó a la base aérea donde estaba dispuesto el avión que llevaría a los 222 presos políticos de Nicaragua a Washington, tras un acuerdo del régimen de Daniel Ortega con el Gobierno de Estados Unidos.

“Ayer me enteré de que no estoy dentro del sistema de registro para renovar mi partida de nacimiento. No tengo cómo solicitar ese documento que diga que soy de Nicaragua, originario de Masaya”.

“No se nos decía cuál era el destino al que nos estaban obligando a un destierro forzoso. El oficial me dijo que era un acuerdo y que no había de otra. Y si no firmaba, me quedaba preso”, contó Suazo a EL TIEMPO.

Los efectos de la expulsión y el retiro de la nacionalidad no se hicieron esperar. “Ayer me enteré de que no estoy dentro del sistema de registro para renovar mi partida de nacimiento. No tengo cómo solicitar ese documento que diga que soy de Nicaragua, originario de Masaya”.

Para este psicólogo, líder estudiantil, la decisión de Ortega los ‘borró del mapa legal’ de su país. “Pero un documento no me hace nicaragüense, sino el amor a la patria, a mi familia, a mis raíces, a mi identidad”, recalca.

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En 2018, tras las movilizaciones cívicas de abril en Nicaragua, Suazo fue detenido por participar y liderar las protestas en Masaya, al sureste de Managua. Se le tildó de terrorista por hacer proclamas contra el régimen y llamar dictador a Ortega. 

Fue liberado en 2019 y nuevamente detenido de forma violenta en 2022. Incluso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en dos ocasiones dictó medidas cautelares a favor de él y su familia por la condición de riesgo en la que se encontraban. Sin embargo, el régimen nunca respondió ante estas.

En 2022, fue condenado a 10 años por presuntamente conspirar para ‘cometer menoscabo a la integridad nacional’ y por divulgación de noticias falsas. Estuvo nueve meses en prisión hasta su expulsión del país.

Yubrank Miguel Suazo Herrera.

Foto:

Tomada de Twitter

Las condiciones de detención en la Dirección de Auxilio Judicial fueron en detrimento a sus derechos humanos como preso político: “aislamiento con el mundo exterior, 20 minutos de sol una vez a la semana, 15 minutos de visita de mi familia cada ocho días. No me era permitido tener ningún tipo de libro, ni la Biblia, y mucho menos un lapicero”, cuenta Suazo.

Para sobrevivir y pasar los días, solo le quedaba la oración y el ejercicio dentro de la celda, a los que acudió con constancia y juicio. «En el aspecto emocional fue bastante fuerte, tanto para mis papás y para mí. La recaptura tuvo mayor impacto en mi salud mental y física. Tuve una crisis hipertensiva durante el tiempo en la cárcel, lo que hizo que bajara bastante de peso», agregó. 

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Para él, “el destierro es un duelo” y, por ahora, está asimilando la situación para, desde otro frente, seguirle apostando a la libertad de Nicaragua. Sabe que, por ahora, no hay forma de regresar a su país y abrazar a sus padres. 

En el momento, dedicará esfuerzos a ver cómo resolver su vida en Estados Unidos, al igual que los otros presos políticos. «Estamos tratando de resolver aspectos como en qué estado nos vamos a quedar, en qué casa,  si vamos a trabajar o estudiar. Nos estamos montando al jinete que nos dieron», dijo con humor. 

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En cuanto a las labores de lucha, no le queda sino confiar en el diálogo. «Todo parece indicar que esto que hizo Daniel Ortega de expulsarnos del país y automáticamente liberarnos indica de que hay una necesidad de establecer un diálogo. Confiamos personalmente que sea un diálogo verdadero, el cual traiga tranquilidad y paz a todos los nicaragüenses, porque esta situación que actualmente vive el país no solo afecta a los azul y blanco, sino a aquellos que aún están dentro de las filas del oficialismo. La realidad que atraviesa Nicaragua es bien caótica, dolorosa y triste, porque cada vez se dificulta más llevar los fríjoles, la tortilla y el queso a las mesas de los hogares». 

NATALIA TAMAYO GAVIRIA
REDACCIÓN DOMINGO

Algunos de los presos políticos ‘liberados’ (*)

Cristiana Chamorro (precandidata presidencial): 

Periodista del diario La Prensa que dirigía su padre, Pedro Joaquín (asesinado en 1978). Aspiraba a ser candidata presidencial. Fue detenida, puesta bajo arresto domiciliario en junio de 2021 y condenada a ocho años. Su madre, Violeta Barrios, fue presidenta en 1990.

María Fernanda Flores (diputada y ex primera dama):

Diputada del Partido Liberal Constitucionalista hasta que fue arrestada en 2021 y esposa del expresidente Arnoldo Alemán (1997-2002). Flores recibió una condena por conspiración a ocho años de cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos.

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Dora María Téllez (excomandante guerrillera): 

Dirigió en 1978, junto a Edén Pastora y a Hugo Torres, la toma del Palacio Nacional de Managua, que forzó la liberación de decenas de presos sandinistas por parte del dictador Anastasio Somoza. Fue ministra de Salud del gobierno sandinista. Fue detenida en junio de 2021 y condenada a 8 años de cárcel.

Francisco Aguirre (excanciller):

Aguirre, de 78 años, fue detenido en julio de 2021 y condenado a ocho años de prisión “por realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía, y la autodeterminación, [E]incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos”. Fue canciller del gobierno derechista de Arnoldo Alemán.

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Medardo Mairena (líder campesino):

El activista de 47 años se opuso al proyecto de Ortega de construir un canal interoceánico que le hiciera competencia al de Panamá. Fue protagonista de las protestas del 2018. También aspiraba a convertirse en candidato presidencial cuando fue detenido en 2021. Recibió una condena de 13 años por “cometer menoscabo a la integridad nacional”.

(*) AFP – Managua

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