La ‘muerte por accidente’ de Brian McKandie que terminó en asesinato

Se creía que Brian McKandie, un hombre de 67 años, había muerto como resultado de una caída.

Pero cuando un forense abrió días después la bolsa en la que se encontraba su cadáver, inmediatamente sospechó que algo siniestro había ocurrido.

Las sospechas se confirmaron tras una exhaustiva investigación y un hombre acabó siendo condenado a 21 años de cárcel por robo y por el «brutal» asesinato del anciano.

Pero ¿cómo se descubrió?

El cuerpo de McKandie fue encontrado en su casa de campo cerca de Rothienorman, en Escocia (Reino Unido), en marzo de 2016.

Todo estaba manchado de sangre, pero la policía que llegó al lugar pensó que lo que había ocurrido es que el anciano se cayó y se dio un golpe fatal en la cabeza.

Al no sospecharse de un crimen, no se implementaron protocolos forenses completos necesarios para proteger las pruebas.

El cuerpo de McKandie fue encontrado un sábado. Pero su caso dio un giro desde el martes siguiente.

Fue ese martes cuando el patólogo forense James Grieve vio el cuerpo por primera vez.

Algo inesperado

Se le había pedido al profesor Grieve que examinara lo que se consideraba la muerte «rutinaria» de McKandie.

«Cuando me acerqué al cuerpo por primera vez y abrí la bolsa, me di cuenta de que tenía algunas lesiones en la cabeza muy severas que me causaron ansiedad, así que busqué el consejo del departamento de investigación de crímenes», dijo el patólogo al Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Aberdeen.

«Aquello no era lo que esperaba».

«Era muy, muy evidente que debía ser tratado como algo sospechoso. Detuve el proceso por lo que vi en la cabeza del señor McKandie, que fue una lesión grave», agregó.

Las fotos de la escena del crimen no disiparon los temores del profesor Grieve. Más bien, al contrario, lo dejaron «muy, muy preocupado».

El examen post-mortem completo se llevó a cabo dos días después de que Grieve viera el cuerpo de McKandie.

El forense comprobó que el fallecido tenía al menos 15 golpes en la cabeza.

Dijo que, para que eso pudiera ocurrir, McKandie se tendría que haber caído una y otra vez, algo poco creíble.

Por su parte, el científico forense Kenneth Brown dijo que, cuando vio por primera vez en las fotos las manchas de sangre en las paredes de aquella casa de campo, pensó que aquello no había podido ser producto de una simple caída y un golpe en la cabeza.

Sus hallazgos apuntaban a que McKandie había sido golpeado más de una vez fuera de la casa y que después había sido arrastrado al pasillo.

Investigación en marcha

Brown declaró que los restos de sangre encontrados en el vestíbulo apuntaban a que McKandie había sido golpeado «varias veces» en ese lugar.

El viernes 18 de marzo de 2016, casi una semana después de haber encontrado el cuerpo, se inició una investigación por asesinato.

La policía decidió suspender brevemente un llamado de colaboración ciudadana hasta que al hermano de McKandie, William, quien estaba en un vuelo de regreso a casa desde Australia, se le hubiese informado de que se había iniciado un procedimiento criminal.

La investigación que se puso en marcha obligó a las autoridades a hablar con cientos de personas y a rastrear imágenes de las cámaras de seguridad en la búsqueda de pistas.

Se llevó a cabo una estrategia de «rastrear, investigar, eliminar». También hubo llamados en la televisión local y se ofreció una recompensa de más de US$13.000.

Un motivo

Varias semanas después de la muerte, la policía encontró más de US$250.000 escondidos en latas de galletas, dulces y dentro de cajas de zapatos.

Aparentemente, McKandie había guardado el dinero en efectivo a lo largo de los años mientras trabajaba en garaje de su casa.

Steven Sidebottom, un hombre que vivía cerca de McKandie, a quien conocía de toda la vida. La policía entró en contacto con él en 2016.

Pero no fue hasta enero de 2017 que se se convirtió en sospechoso debido a lo que se consideraban discrepancias entre lo que le había dicho a la jueza del caso y lo que le contó a la policía.

El tribunal supo además que había pruebas que apuntaban a que, en el momento del asesinato, Sidebottom tenía miles de libras en efectivo que usó para agasajar con regalos a su novia, lo que le hizo sospechar de que pudiera haber robado a McKandie.

Fue acusado formalmente en febrero de 2017, aunque siempre negó los cargos que se le atribuían.

El forense Brown dijo que hubo pertenencias de Sidebottom como su casa, automóvil y su ropa, que no se examinaron hasta nueve meses después de la muerte de McKandie.

Nunca llegaron a encontrarse rastros de ADN que unieran a los dos hombres.

El experto asegura que posiblemente el tiempo transcurrido era un factor que podía afectar el hallazgo de pruebas genéticas.

Un rompecabezas

El fiscal adjunto, Iain McSporran, dijo que el agresor pudo haber usado guantes o haberse cambiado de ropa.

Sin embargo, el abogado defensor Ian Duguid QC dijo que todo podía explicarse mucho mejor si Sidebottom simplemente no hubiera participado en el asesinato de McKandie.

Sin embargo, la fiscalía reconstruyó el caso en base a que el sospechoso, Sidebottom, tenía una cantidad sustancial de dinero y de que su celular probaba que había podido estar cerca de la casa de McKandie cuando se cree que el hombre fue asesinado.

También hubo pruebas de que Sidebottom le había ofrecido a un amigo más de US$600 para que lo llevara en su auto. Sidebottom le dijo que «quería cobrarse algo de alguien» para así conseguir dinero, pero el amigo declaró que no lo hizo porque sonaba «demasiado arriesgado».

En su última declaración al jurado, Lord Uist, del cuerpo policial, dijo que se habían cometido errores al principio, cuando los agentes acudieron primero a la casa, pero que ahora no cabía duda de que se trataba del brutal asesinato de un hombre popular, amable y complaciente.

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