Capitán venezolano es enterrado y no dejaron que la familia lo viera
Once días después de haberlo torturado hasta la muerte, el régimen de Nicolás Maduro enterró el cuerpo del capitán de corbeta venezolano Rafael Acosta Arévalo sin haberlo entregado a sus familiares, en lo que llamó una “inhumación controlada”.
Tras horas de forcejeo y súplicas de sus seres queridos, una furgoneta flanqueada por miembros de la Policía Nacional Bolivariana partió de la principal morgue de Caracas hacia el cementerio del Este de la ciudad, donde finalmente, a las tres de la tarde, se ubicó una pequeña lápida que da cuenta del lugar donde reposa el funcionario militar, quien había sido acusado de conspirar contra el régimen.
Cerca de las once de la mañana, la madre del capitán de corbeta, acompañada de su hija y otros familiares, llegaron a la morgue acudiendo al llamado de que se les entregaría el cuerpo, pero esto nunca ocurrió.
Waleska Pérez, esposa del fallecido, denunció a esa hora a través de Twitter que las autoridades venezolanas no darían el cuerpo, sino que harían una “entrega controlada” tal como ocurrió con el cuerpo de Óscar Pérez, el policía que se rebeló contra el régimen de Maduro y fue acribillado junto a sus compañeros el 15 de enero de 2018.
Un fuerte contingente de la PNB y la Guardia Nacional impidió el ingreso de allegados a Acosta Arévalo y de periodistas al cementerio del Este, donde apenas los familiares cercanos estuvieron en el entierro.
La señora Pérez denunciaba cada día el tiempo transcurrido sin que a la familia se le entregara el cuerpo de Acosta Arévalo.
Los extractos de la autopsia que se filtraron a la prensa detallan 38 lesiones en el cuerpo del capitán de corbeta, entre ellas hematomas, escoriaciones, contusiones, fracturas y costillas rotas que terminaron por producir “edema cerebral severo debido a insuficiencia respiratoria aguda, debido a rabdomiólisis por politraumatismo generalizado”.
La rabdomiólisis es la desintegración de los músculos. Los análisis de lo que se filtró de la autopsia destacan que el capitán fue amarrado y colgado, sometido a latigazos, golpes y descargas eléctricas.
Poco antes del traslado del cuerpo, el abogado del capitán de corbeta, Alonso Medina Roa, aseguró que la autopsia “refleja la realidad de lo ocurrido” y que la “entrega controlada” es un nuevo irrespeto a la familia Acosta, que no pudo velar ni cuidar el cuerpo del capitán de corbeta.
El abogado denunció la entrega controlada del cuerpo y aseguró que con esa acción “lo que se puede interpretar es que las autoridades gubernamentales están diciendo ‘yo lo maté, yo lo entierro’ ”.
Medina Roa fue prácticamente la última persona en ver con vida a Acosta Arévalo, el viernes 28 de junio, cuando este fue presentado ante el tribunal 36 tras ocho días de su desaparición. En esa audiencia, el funcionario militar no pudo levantarse de la silla de ruedas, asintió cuando se le preguntó si fue torturado y entre sus palabras solo atinaba a pedir auxilio.
El juez del tribunal ordenó su traslado al ambulatorio de Fuerte Tiuna –conocido como ‘el hospitalito’–, donde falleció unas horas después, la madrugada del sábado 29 de junio.
Este miércoles en la mañana, desde muy temprano, la diputada Delsa Solórzano hizo acto de presencia en la morgue, antes de que el cuerpo fuera trasladado, y denunció que los funcionarios de esa instancia negaron el acceso a los dos representantes de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos que están en Venezuela.
Valentina Lares Martiz
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas
En Twitter @valentinalares