El plan de Rusia para que lleguen millones de inmigrantes al país

Es una de las principales amenazas a las aspiraciones geopolíticas de Rusia.

El país enfrenta una importante crisis demográfica que alcanzó un punto máximo en 2018 cuando, por primera vez en una década, la población rusa cayó en términos absolutos, reduciéndose en 93.500 personas hasta los 148,8 millones de habitantes, según el Servicio Estatal de Estadísticas ruso (Rosstat).

Las proyecciones no son alentadoras. Según estimaciones de la ONU, Rusia perderá sobre un 8% de su población para 2050.

Esta crisis demográfica puede ser determinante para la economía rusa y su poder militar y, por tanto, según analistas, podría impactar en su habilidad para proyectar influencia alrededor del mundo.

Consciente de ello, el gobierno del presidente Vladimir Putin desarrolló un ambicioso plan para atraer a entre 5 y 10 millones de inmigrantes entre 2019 y 2025.

«El declive demográfico ha sido un problema para Rusia durante décadas», explica a BBC Mundo Gregory Feifer, analista del Centro Davis de Estudios Rusos y Euroasiáticos de la Universidad de Harvard (EE.UU.).

«El gobierno al más alto nivel, incluido el presidente Putin y el primer ministro Medvedev, han hablado públicamente sobre esto».

«Pero sus políticas han sido inadecuadas para abordar la disminución de la población. Y de hecho, aparte de sus políticas realmente dirigidas a reducir la disminución de la población -planes para fomentar la natalidad-, todo lo demás que están haciendo en el país es desalentar la inmigración y alentar la emigración», opina Feifer.

Como muchos otros países, Rusia también enfrenta bajas tasas de natalidad.

En su campaña electoral de 2018, el presidente Vladimir Putin se comprometió a gastar más de US$8.000 millones en los próximos tres años en programas para ayudas a familias para alentar los nacimientos.

Pero los movimientos migratorios también tienen un impacto.

Aunque en cuanto al número de salidas Rusia no ofrece cifras claras, Rosstat estima que 377.000 rusos abandonaron el país en 2017, el último año para el cual hay cifras disponibles.

«Mucha gente se está yendo de Rusia, la mayoría son jóvenes profesionales altamente cualificados», dice Feifer. «Y eso es un problema para Rusia porque es el tipo de personas que necesitará el país para mantener su influencia en el mundo y en su economía».

La agencia Rosstat también se ha hecho eco de esta fuga de cerebros y según sus datos, en 2017, el 22% de las personas que salieron de Rusia poseía títulos en educación superior, un 5% más que en 2012.

Atraer inmigrantes rusoparlantes

Pero Rusia fue tradicionalmente un país receptor de inmigrantes, y la pérdida de población provocada por el declive natural (las bajas tasas de natalidad) solía ser atenuada por las nuevas llegadas al país, la mayoría procedentes de países del Cáucaso y Asia Central.

Sin embargo, en años recientes, también el número de inmigrantes estaba registrando una tendencia a la baja.

De hecho en 2018, por primera vez en una década, la llegada de inmigrantes fue históricamente baja y no pudo compensar la pérdida natural de población, según la Academia Rusa de Economía y Administración Pública.

Se estima que Rusia necesita hasta 300.000 personas adicionales por año para paliar los efectos de la pérdida natural de población y quedarse en un crecimiento neto de cero.

En este contexto, el gobierno de Putin ha priorizado la política migratoria y aprobó en octubre del año pasado un nuevo plan migratorio para los siguientes seis años con el que espera la llegada de entre 5 y 10 millones de migrantes.

Bajo la nueva política migratoria, se simplifican los trámites para obtener los permisos de trabajo y acceder a la ciudadanía rusa.

Este plan busca atraer principalmente a población rusoparlante procedente de países vecinos, entre los que se incluyen Ucrania, Kazajistán, Uzbekistán, Moldavia, y otras repúblicas exsoviéticas. Pero también se dirige a extranjeros que quieran «integrarse en la sociedad rusa».

El despoblado este

Otro de los problemas importantes para las autoridades rusas es el de las disparidades en el territorio.

Según un documento del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, «Rusia entiende que tiene una crisis demográfica actual, especialmente en las regiones de Siberia y el Lejano Oriente».

Y por eso este plan migratorio está diseñado para «atraer extranjeros y migrantes para repoblar estas áreas con baja población».

Eso no es algo nuevo. Según el Servicio Ruso de la BBC, desde el colapso de la Unión Soviética ha habido numerosos programas para recibir a inmigrantes «étnicamente rusos» procedentes de las exrepúblicas soviéticas.

El objetivo de estos programas, mediante los cuales los inmigrantes podían acceder a la nacionalidad rusa, era repoblar esas áreas remotas. A las familias que se mudaban a Rusia se le otorgaba un terreno y una cantidad de dinero (aproximadamente unos US$6.500) por familia.

«No se podía elegir, te asignaban un lugar al que ir, y normalmente eran lugares remotos, sin servicios sociales, sin escuelas…», dice Anastasia Uspenskaya, del Servicio Ruso de la BBC.

Esos programas atrajeron a menos de 1.000 personas.

Tensiones étnicas

Según un análisis del centro de estudios Stratfor, Rusia enfrenta el riesgo de tensiones étnicas con la llegada de inmigrantes procedentes del Cáucaso y Asia Central.

«Rusia no ha sido tradicionalmente proclive a la inmigración, es una sociedad cerrada», explica Anastasia Uspenskaya.

Para Gregory Feifer, uno de los principales problemas de Rusia para atraer migrantes es que «es un lugar muy difícil para los migrantes para vivir y trabajar».

«Creo que muchos más inmigrantes irían a Rusia desde países vecinos de Europa del Este y países de Asia Central como, por ejemplo, Tayikistán, donde el salario mensual promedio es de US$15 al mes. Pero Rusia es un país muy racista», dice el analista.

«Especialmente los inmigrantes con piel oscura que vienen a Rusia enfrentan discriminación y violencia».

La ciudad siberiana de Yakutsk fue escenario de fuertes protestas contra la inmigración el pasado mes de marzo, después de que se reportara la violación de una mujer por inmigrantes procedentes de Asia Central.

¿Está funcionando el plan de Putin?

Después de una tendencia a la baja durante varios años, los números de la agencia estadística rusa muestran un aumento significativo del número de inmigrantes en los primeros meses de 2019.

Según la Academia Rusa de Economía y Administración Pública, entre enero y abril de este año se registró una «extrañamente alta inmigración en Rusia».

Los datos de Rosstat muestran que en ese período la población migrante creció en 98.000 personas, en comparación con las 57.100 registradas en el mismo período de 2018.

Sin embargo, desde el Servicio Ruso de la BBC explican que ninguno de los planes anteriores del gobierno ruso alcanzó sus objetivos.

Además, aún es demasiado pronto para poder vincular este aumento a la nueva política migratoria del gobierno y para establecer una tendencia.

En cualquier caso, según un análisis de Stratfor, aunque Rusia logre atraer a un número significativo de migrantes para mitigar el declive de su población, esto tendrá un impacto pequeño en las previsiones demográficas.

«Incluso si Rusia consigue aumentar la inmigración sustancialmente, eso no va a proporcionar los números suficientes para compensar la disminución de su población», coincide Feifer.

«Las autoridades rusas se dieron cuenta de que sus anteriores métodos para aumentar la natalidad no funcionaron, y ahora están hablando de alentar la inmigración, pero solo hablan de boca para afuera. No creo que esto vaya a resolver sus problemas».

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