Este es el salón en el que ‘espiaron’ a Pacho Santos y a la canciller

Ese fue el salón (ver foto) en el que se encontraban el embajador Francisco Santos y la canciller Claudia Blum cuando la conversación privada entre ambos fue grabada y cuyo contenido desató gran polémica en el país.

La semana pasada, Santos y Blum se encontraron en este hotel de la capital estadounidense, donde la nueva canciller se había alojado un par de días antes, pues visitó la ciudad para participar en la cena de Gala del Diálogo Interamericano, un prestigioso centro de pensamiento en este país.

La idea de la charla era hacer una sesión informativa para ponerla al día sobre del estado de las relaciones bilaterales con Washington y los temas más apremiantes de la agenda.

Cuando se encontraron en el lobby, tanto el restaurante como el bar del hotel se encontraban llenos y por eso ambos decidieron ingresar a un reservado ubicado en el primer piso.

(Lea también: Así registran ‘The New York Times’ y ‘Washington Post’ audio de Santos)

Hotel Mandarín Oriental, en Washington D.C.

Hotel Mandarín Oriental, en Washington D. C.

Foto:

archivo particular

Se trata de un espacio que por lo general el hotel alquila o presta para eventos pequeños de no más de 15 o 20 personas. Al reservado se ingresa por una sola puerta y, según fuentes consultadas por este diario, esta quedó cerrada una vez ambos ingresaron.

Ese día, el salón estaba organizado solo con sillas y una pequeña mesa redonda en el centro, que fue donde se sentaron a dialogar.

En el momento de la charla, de acuerdo con los involucrados, solo había otras dos personas que se encontraban desmontando equipos audiovisuales probablemente utilizados durante una presentación anterior.

Estas dos personas entraron y salieron varias veces del salón, pero nunca estuvieron a una distancia en la que pudieran escuchar o grabar la conversación.

Es por eso que el propio embajador ventiló la idea de que sus teléfonos hubiesen podido estar chuzados o que se usó algún tipo de micrófono para interceptar su conversación.

Fuentes autorizadas le indicaron a este diario que el Gobierno colombiano pedirá ayuda tanto al departamento de Estado como al departamento de Justicia para que investiguen el origen de la grabación.

Las mismas fuentes sostienen que lo ocurrido a ambos funcionarios equivaldría a un espionaje contra representantes de otro país, una cosa que en EE. UU. se toma muy en serio.

Así mismo, se está en conversaciones con el hotel donde ocurrieron los hechos para que colaboren en la investigación y revisen las cámaras de seguridad.

En esa grabación, que fue catalogada de ilegal por Santos, quedaron registradas algunas críticas contra el departamento de Estado. Al embajador, por ejemplo, se le escucha decir que esta dependencia “es un desastre” y “no existe”.

Eso en alusión a que desde la llegada de Donald Trump a la presidencia el departamento de Estado ha perdido relevancia, pues el mandatario no confía en los diplomáticos de carrera y ha concentrado todo el proceso de toma de decisiones al Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca.

También se escuchan fuerte comentarios sobre la labor que adelantaron el excanciller Carlos Holmes Trujillo y el exministro de Defensa Humberto Botero. De Holmes Trujillo, Santos dice que “no hizo nada” y le faltaba estrategia.
Sobre Botero, el embajador dice que no trabajaba, no hablaba inglés y nunca lo tuvo como interlocutor para las relaciones con Washington.

Este miércoles, Santos se excusó con Botero —de quien dijo que sí habla inglés—, pero puso en contexto la crítica al indicar que el exministro de Defensa estaba quizá muy concentrado en los temas de seguridad del país y no le quedaba mucho tiempo para la esfera internacional.

Sobre Trujillo dijo que ambos tenían una relación muy cordial e “hiperrespetuosa”.
Santos viajará este domingo a Bogotá para reunirse con el presidente Iván Duque el lunes, luego que este lo llamara a consultas.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
En twitter @sergom68

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