De experto en industria turística a mano derecha del presidente cubano
Manuel Marrero, el arquitecto a quien Fidel Castro encargó en 2004 convertir el turismo en la locomotora de la economía de Cuba, es desde el sábado el primer ministro de la isla, tras ser designado por el presidente Miguel Díaz-Canel con la anuencia del exmandatario Raúl Castro.También le puede interesar: La Habana, los 500 años de una ciudad que está casi intacta
“Esta propuesta fue debidamente aprobada por el Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC)”, dijo Díaz-Canel sobre quien será ahora su mano derecha, al presentarlo ante el pleno de la Asamblea Nacional, que lo votó por unanimidad entre largas ovaciones.
Su mandato tendrá una vigencia de cinco años. Aunque militante del PCC, a diferencia de muchos dirigentes cubanos, Marrero no es miembro de su Comité Central y por lo tanto, tampoco del selecto Buró Político, como sí lo son algunos de sus nuevos vice primeros ministros. Para ser primer ministro es requisito ser diputado.
En la misma sesión en la que fue designado Marrero, Díaz-Canel sustituyó a los ministros de varias áreas estratégicas para la comprometida economía de la isla, sumida en problemas agudos por el incremento de las sanciones de Estados Unidos y la prolongada crisis de Venezuela, su principal aliado.
De 56 años, locuaz y con pequeña barba entrecana, el nuevo jefe de gobierno asumirá en un momento de máxima tensión con Washington, a la vez que Cuba trata de acelerar sus reformas económicas, una de ellas la unificación de su complejo sistema de doble moneda, que parece inminente.
Marrero “no viene a transformar sino a implementar y administrar; lidera el presidente. Es una distribución de funciones y no una separación de poderes”, explicó el profesor cubano de Relaciones Internacionales Arturo López-Levy, de la Holy Names University.
El retorno del cargo de primer ministro, que no existía en Cuba desde 1976, es parte de un proceso de relevo generacional y descentralización del poder en la isla socialista.
Justo después de su presentación, Marrero recibió un apretón de manos de Raúl Castro, líder del único y gobernante PCC.
Marrero no viene a transformar sino a implementar y administrar; lidera el presidente. Es una distribución de funciones y no una separación de poderes.
Marrero empezó su carrera en el Gobierno en 1999 como vicepresidente del poderoso Grupo Hotelero Gaviota, de las Fuerzas Armadas. Un año después fue presidente de esa entidad, responsabilidad que ocupó hasta ser designado ministro de Turismo.
“A lo largo de su trayectoria laboral y como cuadro, (Marrero) se ha caracterizado por su modestia, honestidad, capacidad de trabajo, sensibilidad política y fidelidad al partido y a la revolución”, dijo Díaz-Canel.
Según la nueva constitución, en vigor desde abril, el primer ministro no solo será el jefe de los ministros, con capacidad para “designar o sustituir directivos y funcionarios” de la administración central del Estado, sino que también controlará el trabajo de los gobernadores provinciales, otro nuevo cargo restituido por la carta magna.
.Según Díaz-Canel, los casi 16 años al frente del ministerio del Turismo le han permitido a Marrero una “permanente interacción con el resto de los organismos de la administración central del Estado, el sistema empresarial, gobiernos provinciales”.
Precisamente es en el turismo donde más se registran inversiones extranjeras en la isla, y Marrero cuenta con “una rica experiencia en negociaciones con contrapartes extranjeras” y ha participado en “eventos internacionales, demostrando su habilidad, firmeza y dotes de interlocución”.
“El hecho de que tenga amplia experiencia en el tema inversionista y del turismo ratifica la importancia que tiene esta área como línea estratégica de desarrollo del país”, consideró López-Levy.
Agencias / AFP-Efe / La Habana