Una ‘segunda oleada’ de covid-19 en EE. UU. sería peor que la actual
Dos noticias, ambas delicadas, causaron alto impacto este miércoles en Estados Unidos. Por una lado, el director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) advirtió que en ese país habrá una «segunda oleada» de coronavirus durante este otoño e invierno y que esta podía ser más mortífera que la primera.
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Por el otro, un estudio financiado por el Instituto Nacional para la Salud (agencia del gobierno) y la Universidad de Virginia concluyó que la hidroxicloroquina, una droga que se usa para tratar la malaria, pero que estaba siendo recomendada por el presidente Donald Trump como una posible cura para el covid-19, no produjo mejoras entre los pacientes que la utilizaron y antes podría haber causado su muerte.
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La primera información se desprende de una entrevista que concedió a ‘The Washington Post’ Robert Redfield, jefe de la CDC, quien afirmó que la siguiente arremetida del coronavirus podría ser más complicada aún que la actual, pues va a coincidir con la temporada del virus de la influenza en EE. UU., que por lo general va desde octubre hasta marzo o abril del año siguiente.
«Hay una posibilidad de que el asalto del virus en nuestro país este otoño-invierno sea más difícil que la que ya estamos atravesando. Es porque vamos a tener dos epidemias a la vez. La del coronavirus y la de la influenza», dijo Redfield.
De acuerdo con el director la CDC, enfrentar de manera simultánea a dos virus que atacan el sistema respiratorio generaría un «presión inimaginable» contra el sistema de salud del país que, como se ha visto a lo largo de la arremetida del covid-19, no estaba debidamente preparado para atender a los cientos de miles de pacientes que han contraído la enfermedad en estos dos meses.
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Y por eso pidió a las autoridades estatales y federales utilizar estos meses que siguen para prepararse ante este «doble golpe» que se avecina. A la fecha, el coronavirus ha infectado a más de 840.000 personas en EE. UU. y causado la muerte de 47.000.
La influenza, un virus recurrente en el hemisferio norte, infecta anualmente en promedio a más de 45 millones de personas -de las cuales medio millón o más terminan hospitalizadas- y provoca el deceso de unas 60.000.
Redfield hizo un llamado para que también se mantenga un distanciamiento social mínimo en aquellos estados que están por levantar algunas restricciones y se incremente de manera significativa la capacidad para realizar pruebas de diagnóstico y seguimiento a las personas infectadas.
Deborah Birx, una de las cabezas del equipó que nombró Trump para hacerle frente a la pandemia, trató de matizar los comentarios del funcionario al indicar que lo actual ha sido sumamente grave y no tiene porque ser peor en el otoño.
«Yo no se si será peor. Creo que ha sido muy grave ya como hemos visto en Nueva York. Pero creo que el sistema para monitorear a la población nos dará alertas tempranas sobre un rebrote de la enfermedad en el otoño», dijo Birx.
La administración Trump ha sido fuertemente criticada porque no ha desarrollado un sistema eficiente para rastrear nuevos casos de coronavirus ni la capacidad para producir las pruebas de diagnóstico que se requieren si se pretende producir un conteo en tiempo real de los contagios.
Creo que el sistema para monitorear a la población nos dará alertas tempranas sobre un rebrote de la enfermedad en el otoño
No es la primera vez que el director de la CDC contradice a Trump o pone en aprieto a los funcionarios del equipo conformado por la Casa Blanca para dirigir la respuesta frente a la enfermedad.
De hecho, lo volvió a hacer durante la entrevista cuando se le pidió su opinión sobre las protestas que han surgido en varios estados para que se reactiva la actividad económica y que Trump ha respaldado. «No ayudan», dijo Redfield refiriéndose a las marchas.
En el caso de la hidroxicloroquina, los investigadores tomaron los casos de 368 pacientes en hospitales para veteranos en diversos lugares del país. Según los resultados, las personas que tomaron la droga no presentaron una mejor respuesta frente al covid-19 que los que no lo hicieron.
Por el contrario, la tasa de mortalidad entre los que la ingirieron fue más alta (2,8 por ciento) que el resto de pacientes que no se sometió al tratamiento (mortandad del 11, 4 por ciento en este grupo).
«Un incremento de la mortalidad fue asociada en los pacientes que utilizaron la droga», dicen los autores del estudio que también evaluaron los resultados de la combinación de esta droga con un antibiótico. Según ellos, este «coctel» de drogas tampoco produjo mejorías en los pacientes que la tomaron vs. los que no.
Los investigadores aclaran que su estudio es preliminar y aún no ha sido sometido a una «revisión de colegas» que le daría más peso. Anotan, eso sí, que lo observado es suficiente como para detener el uso de la droga de manera generalizada mientras se obtienen resultados de estudios controlados sobre la efectividad de estas drogas. Sobre todo porque coincide con otra investigación realizada en Francia donde el uso de la droga tampoco redujo la mortandad.
Pero por más de dos semanas Trump se la pasó promoviendo el uso de esta droga tanto en redes sociales como en las ya habituales ruedas de prensa. Incluso, dio crédito a otros que se refirieron a la hidroxiclorquina como una «droga milagrosa».
Ese mensaje fue amplificado por la cadena conservadora Fox y sus presentadores estrellas quienes recomendaban casi a diario ensayar la droga como tratamiento para el coronavirus.
Desde que surgieron estos estudios, Trump no ha vuelto a mencionar la droga, y sus referencias en Fox han casi desaparecido. Ninguno, eso sí, ha hecho mención de los informes ni pedido al público que no los utilice.
De hecho, de acuerdo con un reporte de The New York Times, Rick Bright, el doctor que encabezaba la agencia federal encargada de desarrollar una vacuna, fue destituido de su cargo esta semana por cuestionar la inversión de recursos en la compra de medicamentos como la hidroxicloroquina que recomendaba Trump.
«Creo que fui transferido por insistir en que se deberían invertir los millonarios recursos que aprobó el Congreso en soluciones científicas seguras y con sustento y no drogas, vacunas y otras tecnologías que carecen de mérito científico. Estoy exponiendo este caso por que creo que para combatir este mortífero flagelo es la ciencia y no la politiquería y el nepotismo», dijo el doctor en una carta enviada al diario.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal del EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: sergom68