¿Por qué en EE. UU. hay dos versiones sobre el origen del coronavirus?
Este domingo, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, insistió en las acusaciones contra China sobre el origen del coronavirus. «Hay una enorme cantidad de pruebas de que es allí donde comenzó», dijo Pompeo a la cadena ABC.
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El secretario de Estado insistió en que la cantidad de pruebas es «enorme» a pesar de que las agencias de inteligencia estadounidenses dijeron esta semana que aún siguen examinando esa posibilidad y no han llegado a una conclusión.
Pompeo llegó a decir en un momento de la entrevista que «los mejores expertos parecen pensar que (el coronavirus) fue fabricado por el hombre», una idea que la Oficina del Director Nacional de Inteligencia de EE. UU. (DNI) descartó rotundamente en un comunicado al final de la semana pasada.
Cuando la entrevistadora le recordó ese punto, Pompeo pareció corregirse al decir que él está «de acuerdo» con ese consenso de la comunidad de inteligencia y no tiene «razones para dudar que sea correcto».
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Sin embargo, Pompeo dijo que no tiene claro si el nuevo coronavirus fue liberado intencionadamente o si fue un accidente en el laboratorio de Wuhan. El mismo presidente Donald Trump ha lanzado acusaciones contra China, quien incluso amenazó en las últimas horas con recrudecer la guerra comercial que adelanta con ese país.
De hecho, la misma Organización Mundial de la Salud confirmó este lunes que el virus tiene un patógeno de origen animal, contrariamente a lo que afirma desde hace días el Gobierno de Estados Unidos.
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A Trump lo apuran las elecciones
Entonces, ¿qué hay detrás de estas versiones que promueve el gobierno Washington? En un artículo publicado en The New York Times se explica que los republicanos “creen que elevar a China como un archienemigo culpable de la propagación del virus (…) puede ser la mejor manera de salvar una elección difícil”.
Esto indicaría que, de cara a las elecciones de noviembre en las que Trump debe enfrentar al demócrata Joe Biden para definir las presidenciales, culpar a China de lo que está ocurriendo en Estados Unidos podría mejorar la popularidad del actual presidente.
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De hecho, Trump ya empezó a cambiar su discurso, a quien se lo ve optimista frente a la pandemia.
El mandatario dijo este domingo que una vacuna contra la covid-19 estaría lista para finales de 2020. Además, predijo un 2021 como un año increíble en el plano económico.
A seis meses de las elecciones, el presidente estadounidense soslayó los más de 67.600 muertos en Estados Unidos por la covid-19, una crisis sanitaria que se trasladó a la economía y que hizo disparar las solicitudes de desempleo a niveles nunca vistos.
Sentado junto a la imponente estatua de Abraham Lincoln, en el memorial dedicado al decimosexto presidente de la historia de Estados Unidos, defendió enérgicamente todas sus decisiones para frenar la pandemia y rechazó haber actuado tarde.
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«Creo que hemos salvado millones de vidas», dijo el inquilino de la Casa Blanca durante el intercambio virtual con ciudadanos transmitido en vivo por Fox News, un evento llamado ‘Estados Unidos junta: volver al trabajo’. Trump admitió, sin embargo, que Estados Unidos va a «perder a unas 70.000, 80.00 o 100.000 personas».
«Es horrible, no deberíamos perder ni a una persona por esto», dijo. El mandatario se mostró muy optimista sobre las investigaciones en marcha para hallar una vacuna contra el coronavirus.
«Creemos que tendremos una vacuna antes de fin de año», aseveró. «Los médicos dirían ‘bueno, no deberías decir eso’. Diré lo que pienso «, afirmó. Finalmente, Trump insistió en que no le molestaría que otro país desarrollara la vacuna antes que los investigadores de Estados Unidos. «Si es otro país, me quitaré el sombrero (…) No me importa, solo quiero recibir una vacuna que funcione», añadió.
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*CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS