Hospital Rooms usa el arte para ayudar a la salud mental en los hospitales

LONDRES — La artista Sutapa Biswas tiene obras en la colección Tate y fue el tema de dos retrospectivas importantes el año pasado. Pero afirmó que uno de los puntos más destacados de su trayectoria era una pieza que será vista por poca gente: un mural abstracto de un cielo nocturno en un hospital psiquiátrico de Londres.

Encargada por Hospital Rooms, una organización británica sin fines de lucro, y concluida en octubre, la obra azul representa una cascada de estrellas fugaces y cubre la pared de un patio central en el Hospital de la Universidad de Springfield, en el sur de Londres.

En momentos en que los pacientes de salud mental podrían sentirse atrapados, su mural podría “darles un sentido de asombro y un poco de esperanza”, comentó Biswas.

Arteterapeutas y artistas en ciernes tienen mucho tiempo de trabajar en hospitales psiquiátricos de Gran Bretaña, impartiendo clases y pintando murales.

Hospital Rooms lleva eso al siguiente nivel al pedir a artistas de fama internacional —como Anish Kapoor, Tschabalala Self y Julian Opie— que produzcan obras para exhibición, a menudo en pabellones de alta seguridad.

La mayoría de los artistas imparte talleres con pacientes para involucrarlos en el proceso creativo.

Fundada hace seis años por la pareja formada por Tim A. Shaw, un artista, y Niamh White, una curadora, el grupo está convirtiendo pabellones psiquiátricos en espacios que podrían compararse con algunos museos.

En Springfield este año, Hospital Rooms emprende su proyecto más importante hasta la fecha: al contratar a 19 artistas —entre ellos Biswas, el pintor Hurvin Anderson y el artista multimedia Harold Offeh— para un edificio nuevo que tiene programada su inauguración en la primavera del 2023.

Hospital Rooms está “reintroduciendo humanidad a espacios que, de hecho, son muy escalofriantes”, dijo Biswas.

Eso no significaba simplemente crear una decoración reconfortante, precisó White: era importante no tratar con condescendencia a los pacientes siendo simple. Una obra en Springfield, por ejemplo, es un collage desconcertante obra de Michelle Williams Gamaker que representa a un simio cubierto de fruta, flores y estatuas griegas.

La idea de Hospital Rooms llegó en el 2014, cuando una amiga de la pareja intentó quitarse la vida y fue internada en un hospital londinense. Cuando Shaw fue a visitarla, le sorprendió “lo inhumano” que se sentía el pabellón.

Todas las paredes estaban pintadas de blanco, con sólo algunos pósters viejos como decoración.

Shaw recordó que tomó casi dos años convencer a un nosocomio para que trabajara con ellos, al tiempo que algunos administradores hospitalarios expresaban inquietudes de seguridad.

Fue más fácil con los artistas. La pareja sólo podría ofrecer una comisión mínima —unos pocos miles de libras a lo mucho, pagadas con fondos recaudados de donativos— pero Shaw indicó que la mayoría de los artistas abordados aceptó participar luego de que se les aseguró que el proyecto buscaba crear “obras intelectualmente estimulantes y provocativas”.

Ahora, Hospital Rooms tiene un financiamiento más seguro, incluidos donativos de instituciones importantes del mundo artístico.

Shaw ha creado varios murales de Hospital Rooms y comentó que la angustia de los pacientes que atestiguó mientras trabajaba con ellos solía hacer que se preguntara si estaba haciendo lo correcto. “Pensaba, ‘¿acaso no es ridículo?’”, recordó. Pintar parecía algo trivial cuando la gente está en crisis.

Ahora, no tenía dudas, porque cientos de pacientes le habían dicho a Hospital Rooms que el arte los había ayudado en su tratamiento, aseveró.

Biswas declaró que también estaba segura de los beneficios. En el 2017, pintó un paisaje tropical en un pabellón para mujeres con mal de Alzheimer, y después se le dijo que las pacientes optaban por pasar gran parte de su tiempo en ese espacio, porque les parecía muy relajante.

Biswas acaba de encabezar un taller en Springfield para cinco pacientes con trastorno obsesivo compulsivo. Biswas les mostró cómo pintar un cielo nocturno, y los pacientes pasaron una hora creando meticulosamente sus propias escenas.

Annalise, una paciente quien pidió a The Times que no publicara su apellido, dijo que le encantaban las obras de arte en el pabellón. “Aquí puedes estar muy atrapada en tu mente”, señaló, pero el arte era “una distracción, es expresión”. Una vez que se secó la pintura en su cuadro, lo colgaría en su cuarto, externó.

Por: ALEX MARSHALL

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