Ucrania: así es la tienda de pizza que se ha mantenido a pesar de bombardeos

Lleva poco más de un minuto calentar en el microondas la mini pizza que Andriy Shved vende en la ciudad de Bajmut, en el este de Ucrania. En ese tiempo, un proyectil de alto poder explosivo podría aterrizar, destrozando ventanas, mutilando a los clientes o demoliendo su puesto de comida en un barrio cada vez más bombardeado por los rusos.

Pero a pesar de los riesgos, el círculo de queso, carne y eneldo es uno de los más vendidos entre los soldados y residentes ucranianos que conforman la base de clientes cada vez menor. Shved cree que su puesto de comida es el último abierto en la maltrecha Ciudad, un campo de batalla clave en la guerra con Rusia.

“Por la mañana, los bombardeos son de las 8:00 a las 9:00 horas”, dijo Shved, de 41 años. “Luego, en la tarde, son de las 14:00 a las 16:00 horas. Si sucede, sucede y no habrá lugar para preocuparse”.

La férrea defensa de la Ciudad por parte de Ucrania se ha convertido en un símbolo de orgullo y solidaridad para la Nación. El Presidente Volodymyr Zelensky visitó recientemente la Ciudad y se reunió con soldados. Shved, que estaba en su tienda, dijo que no había visto a Zelensky y que el Presidente “no me compró belyashi”, refiriéndose a sus albóndigas.

Shved hace todo lo posible para mantener abierto su puesto, ignorando los regaños de su esposa y ocultándole a su hija de 7 años dónde trabaja.

Todos los días, alrededor de las 8:00 horas, Shved conduce 25 minutos desde la ciudad de Chasiv Yar hasta Bajmut, un viaje que involucra pasar por al menos un puesto de control militar ucraniano. Se ha vuelto lo suficientemente familiar como para que los soldados hayan dejado de preguntar, en su mayoría, por qué conduce hacia una de las ciudades más bombardeadas de Ucrania. Su puesto no tiene nombre. Dada su ubicación, Shved se refiere a él como la “Parada de Autobús” o la “Parada”, que ha estado operando desde principios del verano, cuando los dueños anteriores abandonaron la Ciudad y le entregaron las llaves.

El verano fue una época diferente para la Parada de Autobús. Bajmut sufría bombardeos ocasionales, pero nada como ahora. La Ciudad era un centro logístico para el Ejército ucraniano y aún tenía una gran parte de su población civil de preguerra.

Pero después de que las tropas rusas capturaron Severodonetsk en junio y Lisichansk en julio, volvieron la vista a Bajmut. Desde entonces, los autobuses de la Ciudad dejaron de dar servicio. Las fuerzas moscovitas se acercaron. Los proyectiles comenzaron a caer con más frecuencia. Mucha gente abandonó la Ciudad, y luego más lo hicieron.

Pero la Parada de Autobús permaneció abierta.

Bajmut una vez tuvo alrededor de 70 mil habitantes, pero no está claro cuántos quedan. Los que se han quedado necesitan comer, aunque aventurarse a salir requiere valor.

“Puedes estar sentado aquí todo el día y llegarán unas cinco personas”, dijo Shved.

Los soldados ucranianos solían hacer fila en masa. Ahora, algunos saldrán de sus búnkeres subterráneos, cruzarán rápidamente la calle, harán un pedido y regresarán a sus búnkeres. Shved cobra alrededor de un dólar por una pizza.

“Muchos de ellos dicen: ‘Gracias por seguir aquí’”, dijo. “No hay agua caliente ni nada, y si han estado haciendo algo todo el día, regresan con hambre, y no hay electricidad, y no todos tienen generadores”.

Entonces, Shved enciende su generador, configura el microondas a un minuto y 20 segundos, calienta una pizza y apaga el generador.

Hace poco, un hombre quería comprar albóndigas y chuletas de puerco.

“Mi abuela vive en la estación de tren”, dijo el hombre, Sasha. “Ella no quiere irse, y mi mamá no irá a ningún lado por mi abuela. Y no me iré por mamá. ¿Qué haremos? Estamos sobreviviendo”.

Shved le preguntó si quería que encendiera el generador para calentar su comida. Dijo que no.

Los bombardeos retumbaron en la distancia, más fuerte y más cerca esta vez. Eran cerca de las 14:00 horas y hora de que Shved se fuera a casa.

Por: Thomas Gibbons-Neff y Natalia Yermak

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