Encubrimiento: el fantasma del ‘Watergate’ que está sobre Trump

La conversación del presidente de EE. UU., Donald Trump, con el mandatario de Ucrania, Vladimir Zelensky, en la que le sugiere investigar a Joe Biden, su posible rival en las elecciones del 2020, es sin duda el foco de esta nueva polémica y la razón por la que los demócratas en el Congreso dieron inicio a una investigación con fines de destitución.

Pero incluso igual o más grave que ella es el posible «encubrimiento» de la llamada, según se desprende de la declaración que presentó un informante -aún desconocido- y que fue dada a conocer este martes.

Particularmente por lo que dice en dos párrafos, que hicieron a muchos recordar este jueves las razones por las que cayó el presidente Richard Nixon en 1974.

Los posibles caminos hacia un juicio político contra Trump

Richard Nixon, ex presidente de los Estados Unidos (C) quien tuvo que renunciar antes de finalizar su segundo mandato en 1974.

«En los días que siguieron a la llamada telefónica supe de múltiples funcionarios de la Casa Blanca que habían intervenido para bloquear todos los registros de la llamada, especialmente las transcripciones palabra por palabra que se hicieron -como es la costumbre-. Funcionarios de la Casa Blanca me dijeron que los abogados de la Casa Blanca les dieron la orden de remover las transcripciones electrónicas del sistema de computadores, donde por lo general estas transcripciones se almacenan para coordinación, finalización y distribución a funcionarios de alto rango», dice el informante en la queja que elevó y que estaba dirigida a los comités de inteligencia en Cámara y Senado.

(Le puede interesar: Las revelaciones de informante que pusieron a Trump contra las cuerdas).

No es extraño, por ello, que Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes hubiese arrancado su rueda de prensa de este jueves leyendo este fragmento de manera literal y haciendo una pausa al final para decir: «Esto es un ‘cover up’ (encubrimiento).

Se trata de una palabra muy fuerte y que en Estados Unidos está asociada al escándalo del Watergate. Como se recuerda, en 1972 cinco hombres fueron arrestados por irrumpir en una sede del partido demócrata en Washington, ubicada en el hotel Watergate, para robar material que beneficiaría la campaña de reelección de Nixon.

El presidente republicano, al parecer, nunca estuvo enterado de la operación de espionaje. Pero lo que terminó forzando su renuncia fue el ‘cover up’ o el uso de su poder para encubrir los nexos con su campaña y obstaculizar la investigación que adelantarían tanto el FBI, como el Congreso.

(Lea también: ¿En qué se parecen el caso de la ‘Trama rusa’ y el ‘Watergate’?)

Nancy Pelosi

Nancy Pelosi, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes de EE. UU.

‘Ucranigate’ y Watergate son diferentes. En gran parte porque del primero es poco lo que se sabe aún. Pero sí es fácil observar el por qué ambos gravitan en un mismo sistema solar. Muchos republicanos han desestimado lo que se sabe de la conversación de Trump con el presidente de Ucrania y como mucho reconocen que pudo haber sido inapropiada pero no como para destituirlo.

Pero si se llega a demostrar que la Casa Blanca intentó destruir los récords de la conversación -o destruyó las transcripciones originales- se estaría ante un claro caso de obstrucción a la justicia. O, para ponerlo en palabras de Pelosi, un ‘cover up’.

En el caso de Nixon fueron sus propias palabras las que terminaron hundiéndolo, pues existían grabaciones de sus conversaciones en la Casa Blanca y en una de ellas discutía abiertamente el encubrimiento.

En el que involucra a Trump, de ser cierto lo que dice el testigo, tendrían que determinar si el presidente dio la orden de que se ocultaran o destruyeran los récords o si estaba enterado.

Ya hay otras cosas que despiertan inquietudes. De acuerdo con las leyes, el Director Nacional de Inteligencia (DNI) tiene siete días para entregarle al Congreso una queja como la que elevó el informante y tras haber sido considerada creíble y urgente por el Inspector General, que, entre otras cosas, fue nombrado por Trump.

Joseph Maguire, el director del DNI, decidió no remitirla al Congreso y antes la envió a los abogados de la Casa Blanca que le pidieron ponerla en el congelador. En su testimonio ante el Congreso, este jueves, Maguire dijo que se trataba de una situación sin precedentes pues involucraba al presidente y que quizás la conversación estaba protegida por los privilegios que concede la ley al ejecutivo.

Joseph Maguire, director nacional de Inteligencia de EE. UU.

Joseph Maguire, director nacional de Inteligencia de EE. UU., testificó ante el Congreso este jueve

Foto:

BRENDAN SMIALOWSKI, AFP

Pero los demócratas quieren llegar al fondo del asunto, pues la ley que regula las denuncias de informantes solo pide que se le entregue al Congreso y no habla de consultas con la Casa Blanca.

Maguire, aún así, defendió tanto al Inspector General -que le transfirió la queja una vez la considero válida- y del informante, pues actuó respetando todos los canales que establece la ley.

Al igual que en el caso de Nixon, en el de Trump también hay un «garganta profunda», que es el nombre que se le dio al informante que filtró la información al diario ‘Washington Post’.

Curiosamente, no sería la persona que presentó la queja sino las personas de la misma Casa Blanca que le contaron a este lo que había sucedido.

Nombres, que si llegan a testificar ante el Congreso, quizá tendría que revelar dados los amplios poderes que conceden la Constitución a esa institución cuando invoca el procedimiento de destitución.

En todo caso, Pelosi les pidió a los miembros de su partido «paciencia» mientras seis comisiones de la Cámara investigan el fondo de todo este asunto que, como van las cosas, todavía tiene mucha tela de dónde cortar.

SERGIO GÓMEZ MASERI 
Corresponsal de EL TIEMPO 
WASHINGTON 
En Twitter: @sergom68

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *