Europa, otra vez camino a la recesión
La economía de la Eurozona va camino a detenerse.
A falta de conocer datos reales del PIB del tercer trimestre, los primeros indicadores adelantados muestran que el crecimiento estaría frenando hasta acercarse peligrosamente a 0,0 por ciento y que la actividad económica de la zona estaría en su nivel más bajo en los últimos seis años.
La producción industrial, según el indicador Markit, sufre por las tensiones comerciales porque varias de las mayores economías europeas, especialmente la alemana, dependen con fuerza del sector exterior.
El boletín mensual del Banco Central Europeo (BCE) asegura que la producción industrial cae por las guerrillas comerciales. La pelea comercial entre EE. UU. y China afecta a las economías europeas más centradas en sus exportaciones, principalmente la alemana.
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El índice PMI, que mide la actividad industrial, cerrará septiembre en 50,4 puntos. Por debajo de 50 marca recesión. Es su nivel más bajo desde junio de 2013. El otro indicador adelantado, el índice de producción industrial, está en 46 puntos, su nivel más bajo en casi siete años.
Los analistas ven en estos datos un crecimiento en el tercer trimestre de apenas un 0,1 por ciento.
Alemania, cuya economía equivale a un tercio de la Eurozona, no ayuda. Potencia exportadora, sufre particularmente con las tensiones comerciales. Su índice PMI ya está en territorio negativo (49,1) y la prensa germana da cuenta también de las malas noticias de las grandes empresas industriales.
Alemania ya vio contraer su economía, en el segundo trimestre, un 0,1 por ciento, y los datos adelantados del tercer trimestre muestran que la recesión continuaría. Como contrapeso, la economía germana sigue teniendo pleno empleo.
Carsten Brzeski, economista jefe de ING para Alemania, explicó a EL TIEMPO que “el riesgo de una recesión técnica (tres trimestres consecutivos de contracción) en Alemania es alto”. “Espero otra contracción en el tercer trimestre (después de la del segundo) y un crecimiento muy débil en el cuarto trimestre, en el entorno del 0,1 por ciento.
De hecho, podríamos hablar más de estancamiento que de recesión”, agregó.
Entre las otras grandes economías de la Eurozona, Italia estaría estancada rondando el 0,0 por ciento, Francia crecería apenas unas décimas y España sería la más fuerte de las cuatro, aunque su crecimiento trimestral sería inferior al 4 por ciento en este trimestre y el anual se quedaría en el 2 por ciento cuando se esperaba que pudiera superar el 2,5 por ciento. El empleo en la Eurozona crece a su menor nivel desde 2015.
Una de las principales razones del frenazo económica es la debilidad de la producción industrial. Este analista explica que el frenazo alemán se explica por una larga lista de razones, “desde los bajos niveles de agua en los ríos (que impiden el tráfico de mercancías) hasta problemas estructurales como el que tiene la industria automotriz”.
El BCE lanzó un nuevo paquete de medidas de expansión monetaria a mediados de septiembre. Mario Draghi, su presidente hasta que el 1.º de noviembre asuma su sucesora –Christine Lagarde–, volvió a explicar que las medidas de política monetaria son necesarias, pero no suficientes para relanzar la economía del bloque y espantar al fantasma de la recesión. Draghi pide que los gobiernos que tienen margen fiscal para ello gasten más.
Apunta principalmente a Alemania, pero también a Holanda, Austria o Luxemburgo. Esos países son precisamente, junto a Francia, los que más han criticado en los últimos días las medidas de política monetaria del BCE, que busca aumentar la capacidad de compra de los ciudadanos sin aumentar el PIB ni la deuda pública.
Por ahora, el Gobierno holandés parece ser el único que escucha los pedidos de Draghi, porque ya presentó su presupuesto para 2020 con una importante subida de gasto en inversiones, acompañada de reducciones de impuestos y un alza del salario mínimo.
El presupuesto holandés se comerá en 2020 casi todo el 1,5 por ciento del PBI que tiene ahora Holanda como superávit fiscal.
Todas las miradas apuntan a Berlín, donde se espera que la coalición de gobierno, a un año de la salida de Angela Merkel, encuentre cómo aumentar el gasto sin romper sus reglas fiscales.
Brzeski considera que “el Gobierno alemán sigue dudando si comprometerse a aprobar estímulos fiscales a corto plazo. El paquete de clima de la semana pasada es un pequeño paso adelante hacia un mayor crecimiento en los próximos años, pero para que haya más estímulos primero tendrá que dar la vuelta el mercado laboral”.
Idafe Martín Pérez
Para EL TIEMPO
Bruselas