¿Por qué Nueva York es el epicentro de la pandemia en EE. UU.?
El estado de Nueva York superó este lunes las 10.000 muertes por coronavirus, según informó el gobernador Andrew Cuomo. Este estado, que además ya casi llega a los 200.000 (196.146) contagios según la universidad Johns Hopkins, es de lejos el más golpeado por la pandemia en Estados Unidos.
Con esas cifras, ese país totaliza casi 600.00 casos positivos y sus números de fallecidos crece día a día. Incluso, las proyecciones de expertos apuntan a que esta enfermedad podría ser el cuarto evento más mortífero en la historia del país.
Por eso, una pregunta que surge en estos momentos es cómo llegó esta potencia mundial a tener cifras por encima de países de China, Italia y España (donde llegó primero el virus), y qué fue lo que falló durante ese proceso en el que se dio el brote en territorio estadounidense.
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¿Cómo inició el brote en el país?
Para entender cómo llegó a esta situación Nueva York hay que tener en cuenta cómo llegó el virus a Estados Unidos y cómo se dieron los eventos posteriores.
Primero la pandemia se arraigó en la costa oeste de Washington y California. Sin embargo, el país no estuvo en condiciones de realizar un rastro significativo de casos porque los resultados que arrojaban las pruebas eran muy lentos.
Al principio, el presidente Donald Trump fue acusado de minimizar la gravedad de la enfermedad, al afirmar que la propagación sostenida en la comunidad no era “inevitable”, incluso después de que un alto funcionario de salud sostuviera lo contrario.
Investigaciones de medios como The New York Times revelaron que, desde enero pasado, miembros de las autoridades sanitarias ya preveían lo que iba a ocurrir y se les acusó de “alarmistas”.
El gobierno se negó a relajar los obstáculos regulatorios que habrían permitido a los departamentos de salud estatales y locales desarrollar sus propios kits de prueba basados en las pautas proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud, y las primeras muestras se enviaron a sede de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta.
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¿Qué advertencias hubo?
“Si hubiéramos podido hacer un seguimientos de los contactos de los contaminados podríamos haber encontrado muchos más casos rápidamente y cerrar los puntos críticos”, le dijo a la agencia AFP Gabor Kelen, director de medicina de emergencia de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins, la cual lidera mundialmente uno de los conteos más fiables del total de casos positivos y fallecimientos en todo el mundo.
Los funcionarios estadounidenses han defendido su respuesta afirmando repetidamente que las pruebas desarrolladas por Corea del Sur, que se considera un ejemplo de las mejores prácticas por su reacción inmediata, a veces producen falsos positivos.
Kelen ha discrepado en el pasado con ese razonamiento. “Una cosa que les enseño a mis residentes es que algo es mejor que nada, que más pronto es mejor que tarde, y que, si una prueba es buena, dos son mejores. Lo perfecto es enemigo de lo bueno”, dijo.
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El contagio en Nueva York
Uno de las características que tiene el coronavirus es su facilidad para contagiar a las personas. Por eso, la prensa internacional y las autoridades de salud coinciden que, para un estado como Nueva York (con más de 19 millones de habitantes) cuya capital –que lleva el mismo nombre- es una de las ciudades más pobladas del mundo, el ritmo de contagio iba a ser más acelerado.
El Gobernador Cuomo lo repitió muchas veces: la ciudad de Nueva York, con una población de 8,6 millones de personas es una megalópolis de alta densidad poblacional, con más de 10.000 habitantes por kilómetro cuadrado.
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Características de la capital del mundo
La metrópolis se caracteriza por fuertes desigualdades socioeconómicas y una sobrepoblación en algunos barrios populares de Queens o el Bronx, donde muchos neoyorquinos sufren problemas de salud y no tienen acceso a atención médica.
Estos barrios -donde viven millones de hispanos- son los más afectados por el coronavirus. La tasa de infección en el Bronx, por ejemplo, duplica la de Manhattan (1.273 casos por 100.000 habitantes, contra 611 en Manhattan).
«Con la densidad, la sobrepoblación, la pobreza, Nueva York cumplía con todos los prerrequisitos para sostener la hipótesis de que sería golpeado con mucha dureza», subrayó Irwin Redlener, profesor de salud pública en la Universidad de Columbia.
¿Se subestimó el impacto?
El 2 de marzo se confirmó el primer caso en Nueva York y al día siguiente, cuando se detectaba otro en New Rochelle, en los suburbios, el gobernador Cuomo afirmó que la ciudad tiene «el mejor sistema de salud del planeta». «No pensamos que la situación aquí pueda ser tan mala como en otros países», dijo entonces.
Tras muchas dudas, el alcalde Bill de Blasio anunció el cierre de las escuelas públicas, bares y restaurantes el 16 de marzo. El gobernador decretó el confinamiento y el cierre de todas las actividades no esenciales una semana después, el 22 de marzo.
«El alcalde y el gobernador estaban sometidos a presiones contrarias», dijo Irwin. «Algunos presionaban para cerrar rápidamente las escuelas», «otros subrayaban las consecuencias económicas y sociales» de la decisión, añadió. «Los mensajes eran confusos».
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¿Y qué pasa con California, el estado más poblado del país?
California también enfrenta el mismo riesgo, al tratarse del estado más poblado de Estados Unidos.
«Lo que es notable, es que seis condados de la región de San Francisco se unieron el 16 de marzo para decretar una orden de confinamiento», a lo cual siguió una orden de aislamiento de todo el estado el 19 de marzo, subraya Meghan McGinty, experta en prevención de catástrofes de la Universidad Johns Hopkins.
«Hubo una verdadera coherencia», mientras en la región neoyorquina cada condado tomaba sus decisiones sin coordinar, dijo.
Pasaron seis días entre el cierre de escuelas y la orden de aislamiento en Nueva York, recordó. «En términos de epidemia seis días son años luz (…) A posteriori podemos decir que Nueva York esperó demasiado».
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¿Qué pasa con el sistema de salud?
A principios de marzo, cuando apenas las cifras del aumento de la pandemia tomaban fuerza, un testimonio de un joven de 22 años, habitante de Washington, retrató el sistema de salud de Estados Unidos.
“Definitivamente dudaría antes de ir al médico, porque la factura del médico es una locura”, dijo cuando le preguntaron en ese momento por la creciente amenaza del virus. “Si llegara a ese punto, no tengo suficientes ahorros para mantenerme saludable”.
¿Quiénes tienen seguro y por qué les temen a las facturas?
El número de estadounidenses sin seguro sanitario comenzó a caer desde un máximo de 46,7 millones en 2010 luego de la aprobación de Obamacare, ley de seguro de salud del expresidente demócrata Barack Obama, pero ha aumentado nuevamente en los últimos dos años
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La cifra actual de 27,5 millones corresponde aproximadamente al 8,5 por ciento de la población. Estados Unidos tiene algunos de los mejores hospitales y personal médico del mundo.
Pero aquellos que no tienen la suerte de tener un buen seguro a través de su empleador, y que no son lo suficientemente pobres como para calificar para el seguro estatal, a menudo optan por quedarse completamente fuera del sistema.
Una visita de rutina al médico le puede costar cientos de dólares a aquellos sin cobertura.
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¿Qué advierten los expertos de ese sistema de salud y las leyes?
«Si ocurre una propagación sostenida, podría resaltar algunas de esas disparidades de atención médica que ya conocemos y en las que estamos tratando de trabajar, pero no hemos encontrado una manera de resolver», dijo Brian Garibaldi, el director médico de la unidad de biocontención del Hospital John Hopkins, a principio de marzo.
Eso no quiere decir que las personas sin seguro no tengan opciones si se enferman de gravedad. La ley de Estados Unidos exige que las personas que tienen una emergencia médica puedan obtener la atención que necesitan, independientemente de su capacidad de pago.
Declaraciones de esperanza
«Lo peor ya pasó, si seguimos siendo inteligentes de ahora en adelante» respetando las medidas de confinamiento, advirtió el gobernador Cuomo en las últimas horas. «Pero si hacemos alguna idiotez, veremos las cifras remontar mañana», dijo.
Pese a que Nueva York registró 778 muertes por el nuevo coronavirus en las últimas 24 horas, por encima de las 671 del día anterior, las autoridades dijeron que los nuevos ingresos a hospitales se redujeron.
INTERNACIONAL
*CON INFORMACIÓN DE EFE Y AFP