Las implicaciones que tendría suspender la inmigración en EE. UU.
El coronavirus le va a dar al presidente Donald Trump un poder que siempre quiso pero que hasta ahora le había sido esquivo: el de frenar, al menos temporalmente, la inmigración legal e ilegal a Estados Unidos.
Este lunes en la noche, a través de un trino por Twitter, Trump anunció que piensa firmar una orden ejecutiva para suspender el ingreso de extranjeros a su país como estrategia para proteger el empleo y evitar nuevos focos de contagio de la temida enfermedad.
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«En vista del ataque que plantea este temido enemigo, al igual que la necesidad de proteger los trabajos de nuestros ciudadanos, firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración a EE. UU.«, dijo el presidente.
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Si bien el mandatario llevaba tres años endureciendo los controles en las fronteras y emitiendo medidas para reducir el flujo de migrantes que llegan al país, muchos de esos esfuerzos terminaron frenados o modificados por las cortes del país.
De acuerdo con expertos en leyes migratorias, la emergencia sanitaria que ha provocado la expansión del coronavirus y el profundo impacto económico de las medidas de distanciamiento social le otorgarían al presidente la justificación suficiente para suspender la migración mediante un decreto.
Si bien este puede ser demandando, probablemente sobreviviría su trámite ante el sistema judicial siempre y cuando se trate de una medida de corta duración asociada con la actual coyuntura.
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In light of the attack from the Invisible Enemy, as well as the need to protect the jobs of our GREAT American Citizens, I will be signing an Executive Order to temporarily suspend immigration into the United States!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 21, 2020
En cualquier caso, se trata de un tema que está alto en la agenda del presidente. No solo porque fue una de las promesas centrales de la campaña del 2015-2016 (en la que prometió construir un muro en la frontera con México), sino porque hace parte de su estrategia para ganar la reelección en noviembre próximo.
El anuncio, en cierto sentido, es un poco irónico. En estos momentos, EE. UU. es de lejos el país donde se han presentado más contagios y muertes por el coronavirus. Este martes, el conteo ya iba en unos 800.000 afectados y 43.000 decesos. Es decir, cuatro veces más que el segundo país en esa lista (España) y casi una tercera parte de todos los casos en el mundo.
Y hay cientos de miles de personas que antes están tratando de regresar a sus países, donde la prevalencia del virus es menor.
La orden de Trump suspendería la expedición de ciertas visas de trabajo por un período de 120 días
De hecho, el mismo Trump tuvo que hacer un llamado a ciertos grupos de inmigrantes para que vengan a EE. UU., pues son requeridos con urgencia en el contexto de la emergencia.
Entre ellos, los trabajadores temporales que vienen en esta época para recoger cosechas en el campo y médicos, enfermeros o profesionales del sector salud.
Según fuentes de la Casa Blanca, la orden del presidente excluiría a este tipo de personas, pero suspendería la expedición de ciertas visas de trabajo por un período de 120 días.
Por supuesto, como mucho, con esta administración republicana, hay esperar a que se conozca la «letra menuda» para dimensionar el anuncio.
En este momento, en la práctica, la inmigración a EE. UU. se encuentra virtualmente suspendida como en muchos países del mundo. Desde el 18 de marzo, el Departamento de Estado canceló todas sus citas para la expedición de visas de inmigrante y no inmigrante a EE. UU.
Así mismo, se suspendió la expedición de visa por asilo y de refugiados y la Patrulla Fronteriza está expulsando del país, sin procedimiento judicial, a todo aquel que atraviese la frontera de manera ilegal, incluidos los que ya lo habían hecho y estaban en centros de detención temporal mientras se procesaban sus casos.
Todas medidas que se han justificado por el riesgo de contagio que implica dejar entrar al país a ciudadanos de otras naciones.
Lo que no se sabe es si el fin último de la medida es bloquear el ingreso al país de todo no estadounidense que quiera ingresar al país con una visa, salvo algunas excepciones.
No se sabe si el fin último de la medida es bloquear el ingreso al país de todo no estadounidense
Tampoco es claro en qué situación quedarían los esposos, hijos o parientes de estadounidenses que están procesando sus green cards o pensaban hacerlo o si los que ya están en el país con una visa tendrían que salir.
Cancelar en su totalidad el ingreso de inmigrantes a EE. UU. sería algo sin antecedentes en la historia del país. Incluso comparado con otros momentos de crisis, como la pandemia que provocó la gripe española en 1918.
El otro detalle importante es el tiempo que duraría la medida. Si se trata de dos o tres meses, no sería muy relevante, pues ya en estos momentos la expedición de nuevas visas está suspendida y las fronteras se encuentran prácticamente cerradas para los inmigrantes.
Un período muy superior a eso, o su vigencia una vez EE. UU. le abra las puertas al mundo cuando cese la crisis, tendría otra connotación.
Especialmente si crece la percepción de que Trump se está aprovechando de la emergencia del coronavirus para avanzar su agenda política.
Aun así, se trata de una movida lógica del mandatario, pues la crisis lo justifica y, de paso, interpreta el sentir de la mayoría del país frente al ingreso de extranjeros en estas épocas del coronavirus.
Una especie de nacionalismo que encaja muy bien con la visión de Trump y sus simpatizantes. Y que le da oxígeno político al presidente justo cuando las encuestas no le favorecen.
En la última, de The Washington Post, un 54 por ciento de los estadounidenses rajan a Trump por el manejo de la crisis. En otra, de NBC-Wall Street Journal, el 65 por ciento sostiene que el presidente no se tomó en serio la amenaza cuando esta surgió a comienzos de año.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington