‘Panarceros’: la cartilla que integra a niños de Colombia y Venezuela
María Helena y su mamá fueron unas de los tantos caminantes que cruzaron la frontera terrestre entre Colombia y Venezuela para buscar un mejor futuro. Su objetivo era claro: encontrarse con el papá de María Helena, un conductor de camión que se quedó trabajando en territorio colombiano.
Esta historia es la que ambienta la cartilla “Seamos panarceros”, que ofrece “caminos para la convivencia pacífica entre estudiantes colombianos y venezolanos” y la cual fue desarrollada por el Grupo de Estudios sobre Migraciones Internacionales y Vulnerabilidad (GEMIV), de la Facultad de Sociología de la Universidad Santo Tomás; el programa SI Fronteras de GIZ, cooperación alemana; el Laboratorio de Antropología Abierta, la Asociación Distrital de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación (ADE) y la Red Iberoamericana de Investigación en Imaginarios y Representaciones (RIIR).
“La idea de ‘Seamos panarceros’ nace al amparo de un proyecto de investigación aprobado por la Vicerrectoría Académica General de la Universidad Santo Tomás, que se desarrolló durante todo 2019. Este buscaba observar la integración de los estudiantes venezolanos en los colegios de Bogotá y en Cúcuta, además hallar los imaginarios sobre esta integración”, explica el docente de sociología Felipe Aliaga Sáez, coordinador del Diplomado de Investigación Social de Migraciones Internacionales de la Universidad Santo Tomás y uno de los desarrolladores de la cartilla.
El objetivo del proyecto fue identificar esos relatos y esas experiencias dentro de las instituciones educativas, por lo que desarrollaron un trabajo de campo en establecimientos de ambas ciudades. “Este consistió en 20 grupos focales con 61 estudiantes venezolanos, 81 estudiantes colombianos y 28 profesores. El trabajo nos permitió identificar unas variables sobre la integración y necesidades de los estudiantes de desarrollar una serie de diálogos en torno a las migraciones en el ambiente escolar”, comenta Aliaga
La cartilla
Los colegios seleccionados para el trabajo de campo los contactaron a través de la Misión Scalabriniana, en Cúcuta, y la ADE, en Bogotá, y durante su diálogo con estudiantes y docentes identificaron algunos puntos problemáticos que decidieron atacar desde un material pedagógico que ampliara las perspectivas sobre el fenómeno migratorio. Ese fue el primer paso para la creación de ‘Seamos panarceros’.
De acuerdo con el profesor Aliaga, uno de los hallazgos que más les llamó la atención fue que “los estudiantes venezolanos no se expresaban con total libertad sobre su situación migratoria por el miedo al cuestionamiento. También identificamos algunos casos de acoso dentro del colegio y relaciones en las cuales las estudiantes se sentían acosadas o señaladas por las condiciones que pueden llegar a tener las trabajadoras sexuales venezolanas”.
Precisamente, esta es una de las razones por las que la protagonista de la cartilla es una niña, María Helena: “Hemos querido resaltar la figura de esta feminización de las migraciones porque hoy en día tenemos un alto porcentaje de mujeres que migran desde Venezuela hacia Colombia; pero esto no solamente ocurre en este corredor migratorio, sino también pasa alrededor del mundo. Una alta proporción de mujeres son las que están migrando, casi llegan al 50%”, comenta el docente.
La historia de la cartilla continúa cuando María Helena se reencuentra con su papá y se queda con él y su mamá en Cúcuta. Allí conoce a Samuel, un niño colombiano menor que ella quien rápidamente se convierte en su mejor amigo. Juntos comienzan a explorar los significados de cruzar de un país a otro, qué es una frontera y qué tienen en común tanto Venezuela como Colombia.
“Creamos un acercamiento que se genera entre los estudiantes a nivel desde lo que en la Teoría de las Migraciones, en cuanto a integración, podríamos llamar la comprensión de los distintos actores, es decir, comprender la realidad que está enfrentando el otro, sus trayectorias de vida, sus experiencias traumáticas, sus dolores, sus miedos”, aclara Aliaga.
“Los estudiantes venezolanos no se expresaban con total libertad sobre su situación migratoria por el miedo al cuestionamiento.
Los elementos para crear empatía y ese sentimiento de poder ponerse en los zapatos del otro se pueden encontrar a lo largo de la cartilla: la idea de la unión territorial de ambos países a través de la historia de la Gran Colombia, la exaltación de elementos culturales compartidos o que distinguen a una sociedad de la otra, y también el aporte que ofrecen los migrantes a la diversidad de los países. Todo desde un enfoque hacia la frontera.
La convivencia pacífica
Lo más importante era derribar aquellos estereotipos que repercuten en el imaginario colectivo de los estudiantes colombianos. Entre dichas imágenes arraigadas el grupo investigador identificó que tenían que ver “sobre todo con el tema de la violencia. Hay algunos casos de delincuencia o criminalidad que hacen que intensifique un imaginario negativo en torno a la población venezolana, aunque sean circunstancias muy puntuales y casos muy insignificantes”, explica el profesor.
Los mensajes positivos y de hermandad que existen en ‘Seamos Panarceros’ buscan luchar contra las manifestaciones de intolerancia que existen en los colegios apalancadas por estos estereotipos negativos, más que todo expresadas a través de burlas o acoso.
Según Aliaga, “gracias a la profunda revisión bibliográfica que hicimos para el proyecto, identificamos que en Iberoamérica se presentan casos de xenofobia en el ambiente escolar, intolerancia y rechazo. Sabíamos que haciendo un trabajo muy colaborativo entre maestros, padres de familia y los estudiantes, es decir la comunidad académica, se puede lograr una mejora en las relaciones y en la interacción entre sus distintos actores. A eso es lo que nosotros hemos denominado “convivencia pacífica”.
De ahí que la cartilla se centre en la historia de María Helena. El equipo quería incluir una historia que conectara a los estudiantes y que sirviera como contraste entre las diferentes experiencias migratorias que viven quienes atraviesan las fronteras e incluso migran dentro de los países.
María Helena representa la historia transversal en la que al final de reconocernos como países hermanos, nos reconocemos como personas que se pueden ayudar y respetar unas a otras. Además, les explica a los estudiantes la actualidad de Venezuela y los motivos por los que muchos de los migrantes no pueden regresar.
Educación sobre la migración
El programa de cooperación alemana aportó con la impresión de 6.000 cartillas para repartir entre los estudiantes de Cúcuta contactados a través de la Misión Scalabriana. El lanzamiento de ‘Seamos Panarceros’ se realizó el pasado 13 de febrero y durante este tiempo y hasta que empezó la cuarentena en Colombia se repartieron varias cartillas.
Sin embargo, el proyecto continúa y ya existe un plan para que los estudiantes no se queden sin acceder a los conocimientos de la cartilla. La primera solución consiste en “entregar las cartillas restantes los niños, niñas y adolescentes tanto venezolanos como colombianos para que las tengan en sus casas. Se van a entregar aproximadamente 3.000 más para alcanzar al total de los estudiantes que se tenían pensados inicialmente. La idea es que cuando van a buscar el refrigerio del colegio las pueden recoger o se les hará llegar a través de sus padres o acudientes”, dice el docente.
De igual manera, utilizarán herramientas virtuales para que los demás estudiantes en Cúcuta y Bogotá puedan seguir con su proceso. En este caso, se enviarán tips y videos por medio de WhatsApp para que los estudiantes trabajen en sus casas en la medida en que los padres puedan conectarse a Internet, ya sea de forma constante o esporádica. El objetivo es darles apoyo para profundizar y trabajar en la cartilla desde el hogar.
De acuerdo con Aliaga, “estamos analizando cómo aprovechar todas estas competencias en virtualidad. Por lo pronto, estamos desarrollando mecanismo para entregarles herramientas a los maestros y que ellos puedan seguir reforzando los conceptos. Sabemos que muchas familias están enfrentando una situación difícil, que en muchos casos poder continuar con la educación formal bajo la modalidad virtual es muy agotador, pero nosotros seguimos con el impulso porque sabemos que dentro de las respuestas de protocolo para combatir la xenofobia la cartilla viene a ser un aporte a ese debate, el cual refuerza estas campañas de educación que debemos generar a largo plazo”.
Se espera que a partir de 2021 ‘Seamos panarceros’ llegue a otros establecimientos educativos que tienen una alta concentración de población venezolana. Esto lo están planificando en la actualidad para poder llevarlo a cabo el próximo año, si las condiciones de la emergencia sanitaria cambian, e implementarlo en un grupo de colegios de Norte de Santander en lo que sería una segunda fase.
Si bien dicha implementación está a cargo de los miembros del equipo que desarrolló la cartilla, Felipe Aliaga explica que la cartilla se puede encontrar en Internet para que la familia o institución que quiera trabajar con ella la pueda imprimir, ya que está abierta al público y permite que diferentes actores la puedan poner en práctica.
Según el docente, “se busca un camino para poder traducir el conocimiento y experiencia que los mismos estudiantes y profesores nos han presentado a través del concepto de ‘Seamos Panarceros’, que es preocuparse por el otro y convivir de manera pacífica”.
CAMILA MORENO CAMARGO
coordinadora de Foros EL TIEMPO
*Publicación con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA.