España, a media marcha en el primer día del desconfinamiento

“Aunque sí había más movimiento, más carros y gente en las calles, los comercios que abrieron el lunes fueron básicamente los mismos que han permanecido activos durante la cuarentena: supermercados, farmacias, estancos de tabaco y poco más”, dice Camilo, un joven colombiano que lleva confinado desde el 13 de marzo en Cuéllar, una localidad a 160 kilómetros de Madrid.

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Caminé durante una hora por el centro de Madrid y lo único nuevo que vi es que había peluquería abiertas”, cuenta Cristina, una española aislada en la ciudad. “Eso y un lugar de ventas de comida preparadas fueron los únicos elementos diferentes al resto de los días”, agrega.

Es el resumen de la primera jornada de la fase 0 de la desescalada que comenzó el lunes en España. Según la Confederación Española del Comercio (CEC), solo el 15 por ciento de los establecimientos que podían abrir en el primer día que tenían permiso desde la declaración del estado de alarma en España, el 14 de marzo, lo hicieron. La CEC lo achaca a la “incertidumbre” e “indefinición”.

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A ellas se suman el hecho de que el gobierno publicó las condiciones el domingo tarde, lo que no dio tiempo a tomar las medidas pertinentes, y el desarrollo de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTES). Por cuenta de los últimos, muchos empleadores han cerrado las puertas a sus trabajadores durante la crisis sanitaria.

España comienza la fase 0 de las tres (cuatro si se cuenta la actual) del desconfinamiento con las cifras más bajas de las últimas semanas: el domingo murieron 164 personas y se contagiaron 356. Son números muy lejanos a los que se registraban hace un mes cuando los fallecidos superaban los 900 y los infectados se acercaban a los 7500.

En algunas regiones, como las Islas Canarias y Formentera (en las Baleares) son tan escasos que se saltaron esta primera etapa y pasaron directamente a la 1. El total España supera los 25000 muertos y roza los 220 mil contagiados.

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Pedro Sánchez

Las autoridades en España le piden a la ciudadanía mantener el distanciamiento social y el uso de tapabocas en lugares públicos.

Quiénes y cómo pueden abrir

Las condiciones para volver a operar en esta fase, que durará dos semanas, no siempre son fáciles de cumplir.

Pueden abrir los locales comerciales minoristas de menos de 400 metros cuadrados con un sistema de cita previa, donde se garantice que hay un cliente por cada trabajador, con separación física de dos metros o, si no hay espacio suficiente, de uno siempre y cuando medien mamparas o vitrinas.

Si no es posible por el tipo de servicio, como en las peluquerías, los trabajadores deben contar con medidas de protección como mascarillas y guantes. Se debe establecer un horario de atención preferente para mayores de 65 años. Los negocios de comida funcionan con envíos a domicilio o recogida en el local, previa petición.

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Las medidas de limpieza contemplan la desinfección general por lo menos dos veces al día (superficies, pomos, ganchos, etc.), así como en los cambios de turno de los empleados (pantallas, teclados…); el lavado de los uniformes a más de 60 grados centígrados y la ventilación adecuada. No se deben usar ni prestar los baños, salvo emergencias, y tiene que haber canecas de pedal y geles hidroalcohólicos disponibles.

En los casos de los almacenes de ropa, solo una persona puede acceder a los probadores y, cuando salga, se deben desinfectar. En el caso de que alguien devuelva la ropa, el dueño del negocio debe garantizar que la prenda sea desinfectada antes de volverla a poner en circulación.

Sin embargo, las condiciones no se cumplen en todos los casos. “Estuve en una ferretería y no había ninguna medida”, asegura Pedro. “Ni papeleras, ni geles. El vendedor ni siquiera tenía mascarilla”, agrega.

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Caminé durante una hora por el centro de Madrid y lo único nuevo que vi es que había peluquería abiertas.

Primeros pasos

Entre tantas medidas y con la crisis apretando el cuello de los dueños de los establecimientos, muchos se aferraron al ingenio para vender el primer día.

Un local regentado por chinos, por ejemplo, no dejó entrar a los clientes, quienes debían pedir a gritos lo que querían desde la calle.

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Los empleados se lo alcanzaban luego con un largo palo y solo recibían pago, en la distancia, con tarjetas. El dueño de una pequeña librería puso una mesa en la puerta para impedir el acceso y atendía desde dentro a los clientes, que, como manda la norma, habían pedido cita previa.

España da los primeros pasos para la “nueva normalidad” a la que se ha referido el presidente Pedro Sánchez. Se han atrevido más las personas a las que se les permite caminar y hacer ejercicio individual que los dueños de los pequeños comercios.

Todavía tienen hasta el 11 de mayo para ponerse en funcionamiento antes de que empiece la siguiente fase, cuyo comienzo depende del buen desarrollo de esta.

JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MADRID​

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