Proyecciones casi duplican número de decesos que habría en EE. UU.
Casi el doble de los muertos que se tenían previstos. Ese es el terrible pronóstico que ahora plantea uno de los modelos que viene usando la Casa Blanca para medir la propagación e impacto del covid-19 en Estados Unidos.
(Lea también: La Casa Blanca considera reducir su equipo encargado del coronavirus).
De acuerdo con el Instituto para las Estadísticas y Evaluaciones en Salud de la Universidad de Washington (IHME, por su sigla en inglés), en el país morirían unas 135.000 personas hasta el 4 de agosto del presente año como consecuencia del coronavirus.
Hasta este lunes, este mismo organismo tenía un cálculo de 73.000 muertos para esa misma fecha. La actualización cayó como una bomba, pues el modelo anticipaba una dramática caída tanto de contagios como de decesos a partir de este 15 de mayo hasta casi desaparecer hacia finales de julio.
(Le puede interesar: Alerta en EE. UU.: al covid-19 se le suma avispa que puede matar gente):
De acuerdo con el instituto, hay varios factores que influyeron en el ajuste de las predicciones. Los más importantes, según Christopher Murray, director del IHME, son la decisión de algunos estados de reabrir prematuramente sus economías y un incremento de la movilidad dentro de EE. UU.
(Lea también: ¿Por qué en EE. UU. hay dos versiones sobre el origen del coronavirus?)
Según los expertos, los cálculos anteriores estaban basados en una reapertura gradual cuyo inicio requería una reducción de contagios consecutiva durante 14 días. Pero al menos la mitad de los estados del país, bajo presión por graves condiciones económicas, optaron por prender motores sin haber cumplido con esos estándares. Entre ellos, Georgia, Florida, Colorado, Indiana, Nebraska y Carolina del Sur.
Muchos de ellos ni siquiera habían comenzado a ver una reducción de casos cuando tomaron la decisión de activar ciertos sectores de la economía y levantar algunas medidas de distanciamiento social.
En el caso de Georgia, por ejemplo, el modelo indicaba que podía comenzar a relajar las medidas a partir del 15 de junio. Pero el gobernador republicano Brian Kemp optó por arrancar desde el pasado 24 de abril con la reapertura de restaurantes, salones de belleza, gimnasios y otros negocios.
Los científicos del IHME también han detectado un incremento de la movilidad en EE. UU. Es decir, el flujo de tráfico y de personas de un lugar a otro que ya venía en alza incluso antes de que los estados abrieran sus puertas. Algo que podría estar asociado a las protestas de un sector de la población que se opone a la cuarentena y a la fatiga propia de más de 45 días en aislamiento.
“Lo que estamos viendo es un incremento de la movilidad que está conduciendo, desafortunadamente, a un incremento de la mortalidad”, dice Ali Mokdad, otro miembro de este instituto.
Los cálculos también se han ajustado porque los estados han comenzado a reportar muertes que antes no se habían relacionado con el coronavirus y por el surgimiento de focos de infección en estados del centro del país.
El nuevo reporte del IHME coincidió con la publicación de un informe interno del Centro para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) y del Departamento de Salud en el que también se elevan dramáticamente los contagios y las muertes.
Según este reporte, publicado por ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’, para junio de este año, EE. UU. estaría encajando más de 200.000 contagios y 3.000 muertes diarias producto del coronavirus. La cifra dejó a más de uno perplejo pues supone que las infecciones se multiplicarían por 10 (hoy son unos 27.000 contagiados al día) y las muertes subirían al doble.
La Casa Blanca, sin desmentir el reporte, dijo que se trataba de un documento que no había sido presentado al equipo de expertos que lidera la estrategia de la administración Trump contra el coronavirus.
El propio presidente, de hecho, ha comenzado a reconocer que la mortalidad será mucho más alta de la que anticipaba. Hasta la semana, pasada Trump venía diciendo que la enfermedad le costaría la vida a unas 50.000-60.000 personas y que, por lo tanto, no sería peor que una mala temporada del virus de la influenza en EE. UU.
Pero este domingo durante una entrevista con la cadena Fox comenzó a mencionar la posibilidad de más de 80.000 o 100.000 muertos.
En este momento, la cifra de decesos en EE. UU. ya alcanza 70.847 personas, la más alta en todo el mundo.
Los expertos sostienen, no obstante, que las próximas dos o 3 semanas serán claves para medir el futuro de la enfermedad en el país. Dado que el coronavirus tarda unos 14 días en su proceso de incubación solo entonces se podrá medir si la decisión de los estados de relajar sus medidas provocó una nueva ola de infecciones y muertes.
Si sucede lo contrario, o no hay cambios significativos en la tasa de contagios, el «experimento» de estos estados podría convertirse en la hoja de ruta para todos los demás
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: sergom68