‘Es la mayor crisis de mi vida’
Solo una cosa es segura sobre el mundo pospandémico: no hay vuelta atrás a la economía globalizada que lo precedió. Todo lo demás está en juego, incluido el surgimiento de China, el destino de los Estados Unidos y la supervivencia de la Unión Europea.
Usted ha visto muchas crisis. ¿Es la pandemia de la covid-19 comparable con alguna de las anteriores?
No. Esta es la mayor crisis de mi vida. Incluso antes de la pandemia me había dado cuenta de que estábamos en un momento revolucionario, donde lo que en tiempos normales sería imposible o incluso inconcebible no solo se había vuelto posible sino, casi con certeza, absolutamente necesario. Y entonces llegó la covid-19, que ha alterado por completo las vidas de la gente y exige una conducta muy diferente. Es un hecho inédito que probablemente nunca se dio en esta combinación. Y supone un peligro real para la supervivencia de la civilización.
¿Es ese el mayor problema en la situación actual, la falta de certeza sobre cómo lidiar con este virus y cómo proceder en los próximos meses o años?
No hay duda de que es un problema muy grande. Estamos aprendiendo muy rápido, y ahora sabemos mucho más sobre el virus que cuando apareció; pero es dispararle a un blanco móvil, porque el virus cambia muy rápido. Desarrollar una vacuna llevará mucho tiempo. E incluso cuando la hayamos desarrollado, tendremos que aprender cómo modificarla todos los años, porque lo más probable es que el virus mute. Es lo que hacemos cada año con la vacuna para la gripe.
¿Cambiará esta crisis la naturaleza del capitalismo? Incluso antes de que la covid-19 produjera esta recesión catastrófica, los aspectos negativos de la globalización y del libre comercio ya eran objeto de más atención.
No volveremos a donde estábamos cuando empezó la pandemia. Eso está bastante claro, pero es lo único. El resto está todo en duda. No creo que nadie sepa cómo evolucionará el capitalismo.
¿Lo estamos viendo en el juego de culpabilización mutua entre Estados Unidos y China respecto del origen del virus?
El conflicto entre Estados Unidos y China complica la cuestión, porque debemos trabajar juntos en lo referido al cambio climático y al desarrollo de una vacuna contra la covid-19. Pero parece que no podemos: ya estamos compitiendo por ver quién desarrollará y quién usará la vacuna. El hecho de que tengamos dos sistemas de gobierno muy diferentes, democrático y…
¿Autocrático?
Sí. Eso hace todo más difícil. Muchos dicen que tendríamos que colaborar muy estrechamente con China, pero yo no estoy de acuerdo. Debemos proteger nuestra sociedad abierta democrática. Al mismo tiempo, debemos hallar un modo de cooperar en el combate al cambio climático y al nuevo coronavirus. No será fácil. Mis sentimientos están con el pueblo chino, porque está bajo el dominio de un dictador, el presidente Xi Jinping. Creo que muchos chinos con más formación lo lamentan, y que la población general está todavía muy enojada con él por haber mantenido la covid-19 en secreto hasta después del Año Nuevo Chino.
¿Puede ocurrir que Xi Jinping pierda poder cuando los chinos comprendan que el manejo de la crisis no fue óptimo?
Sin duda. Cuando Xi abolió los límites a los mandatos consecutivos y se autodesignó, en esencia, presidente vitalicio, dejó sin futuro político a los miembros más importantes y ambiciosos de una élite muy reducida y competitiva. Cometió un gran error. Así que aunque en cierto sentido es muy fuerte, al mismo tiempo es extremadamente débil y ahora quizá vulnerable. Sigo con mucha atención la lucha interna de la dirigencia china, porque estoy del lado de los que creen en una sociedad abierta. Y en China hay muchos que también están de acuerdo con una sociedad abierta.
Pero el presidente actual de EE. UU. no representa realmente los valores de una sociedad abierta y libre…
Es una falencia que espero que no dure demasiado. Donald Trump quisiera ser un dictador. Pero no puede, porque en Estados Unidos hay una constitución que la gente todavía respeta. Eso le pondrá algunos límites. No quiere decir que no vaya a intentarlo, porque está peleando literalmente por su vida. También debo decir que tengo la esperanza de que Trump se autodestruya, y en ese sentido ha superado con creces mis fantasías.
¿Qué papel tiene la Unión Europea (su hogar, que tanto le preocupa) en esta lucha por el poder?
Me preocupa en particular la supervivencia de la Unión Europea porque es una unión incompleta. Estaba en proceso de creación, pero ese proceso nunca se completó, y eso vuelve a Europa excepcionalmente vulnerable; más que Estados Unidos, no solo por ser una unión incompleta, sino también porque se basa en el Estado de derecho. Y la justicia es lenta, mientras que amenazas como el virus de la covid-19 son muy rápidas. Esto le genera a la Unión Europea un problema particular.
El Tribunal Constitucional Federal de Alemania causó conmoción con la sentencia que dictó sobre el Banco Central Europeo. ¿Eso le preocupa?
Me preocupa muchísimo. La sentencia plantea una amenaza que puede destruir a la Unión Europea como institución basada en el Estado de derecho, precisamente porque surge del tribunal constitucional alemán, que es la institución más respetada en Alemania. Antes de emitir el veredicto, los jueces alemanes habían consultado al Tribunal Europeo de Justicia, y después decidieron fallar en contra. O sea que ahora tenemos un conflicto entre el tribunal constitucional alemán y el Tribunal Europeo de Justicia. ¿Cuál de los dos tiene precedencia?
Técnicamente, los tratados europeos dan al TEJ supremacía en esta área. Eso está muy claro…
Es verdad. Al unirse a la Unión Europea, Alemania se comprometió a supeditarse al derecho europeo. Pero la sentencia plantea una cuestión todavía mayor: si el tribunal alemán puede cuestionar las decisiones del Tribunal Europeo de Justicia, ¿seguirán otros países el ejemplo? ¿Pueden Hungría y Polonia elegir entre el derecho europeo y sus propios tribunales, cuya legitimidad ha cuestionado la Unión Europea? Polonia aprovechó de inmediato la ocasión y afirmó la supremacía de sus tribunales (controlados por el gobierno) sobre el derecho europeo. En Hungría, Viktor Orbán ya usó la emergencia por la covid-19 y un parlamento controlado para nombrarse dictador. El parlamento solo sigue sesionando para refrendar sus decretos, lo que es claramente contrario al derecho europeo. Si el veredicto del tribunal alemán impide a la Unión Europea oponerse a estos hechos, será el fin de la Unión Europea que conocemos.
Suena usted muy pesimista.
Todo lo contrario. Admito que Europa enfrenta varios peligros existenciales. No es una figura retórica, es la realidad. El veredicto del Tribunal Constitucional Federal de Alemania es solo el último de los retos. Pero una vez reconocido esto, podemos ponernos a la altura del desafío y tomar medidas excepcionales adecuadas para las circunstancias excepcionales que vivimos. Sin duda se aplica a los consols (bonos perpetuos), que nunca deberían emitirse en tiempos normales, pero que ahora mismo son ideales. Mientras pueda proponer medidas como la emisión de consols, no perderé las esperanzas.
(*) Gregor Peter Schmitz es editor en jefe de Augsburger Allgemeine y coautor, con George Soros, de ‘La tragedia de la Unión Europea’.