Futuro del principal asesor de Trump para la pandemia está en veremos

En el mes y medio que va desde que se desató la crisis por el coronavirus en Estados Unidos, Anthony Fauci ha emergido como una de las voces más confiables en el equipo que conformó el presidente Donald Trump para hacerle frente a la terrible enfermedad.

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Doctor por formación y experto en inmunología, Fauci lleva 35 años como director del Instituto Nacional para las Enfermedades Infecciosas del país y es uno de los que más ha empujado por las políticas de distanciamiento social que se vienen implementando en el país.

Su futuro, no obstante, quedó en el aire este fin de semana luego que se atreviera a criticar la respuesta inicial de la administración republicana.

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En una entrevista con la Cadena CNN, Fauci dijo que se hubiesen podido «salvar vidas» del gobierno haber respondido con más celeridad. «Obviamente, hubiese sido bueno tener un mejor comienzo, pero no creo que uno pueda concluir que estamos donde estamos solo por eso», explicó Fauci al argumentar que la decisión de adoptar medidas se distanciamiento social no había sido fácil.

Aunque la mirada en retrospectiva de Fauci parece sensata dado lo que ya se conoce, el comentario no le cayó nada bien a Trump, que ha negado cualquier responsabilidad por el manejo que se la ha dado a la crisis. El presidente, de hecho, retuiteó un comentario de un exasesor del Congreso en el que piden la cabeza de Fauci.

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Anthony Fauci

Fauci es reconocido mundialmente por su lucha contra el sida.

Aunque Trump al parecer no ha tomado una decisión al respecto, muchos señalan que esta es suele ser la manera como «anticipa» una posible destitución. Y entre su base de seguidores el hashtag #despidanaFauci ya se ha vuelto tendencia.

No es la primera vez que el doctor ha dado declaraciones que irritan al presidente. En una ocasión, por ejemplo, lo cuestionó cuando Trump dijo que el coronavirus era muy similar a la influenza y que la cura estaba a la vuelta de la esquina. Y se mostró en contra de la reapertura económica que el presidente había propuesto a partir de esta semana.

Fauci, de hecho, es de los que insiste en que la reactivación debe ser gradual y solo cuando exista un sistema de diagnóstico masivo y una mecanismo robusto para rastrear el avance de la enfermedad.

Pero en esta ocasión el tema es aún más sensible. En la última semana han surgido reportes sobre como la administración ignoró múltiples advertencias sobre el impacto que tendría el coronavirus en EE. UU.

Covid-19 en Nueva Jersey

El estado de Nueva York es uno de los más afectados por el covid-19 en EE. UU. 

Según algunos, altos funcionarios de la administración, entre ellos el secretario de Salud, Alex Azar, venían hablando del tema desde el año pasado. A comienzos de este año, cuando el virus acababa de ser detectado en China, Azar se reunió con el presidente para advertirle del problema que se avecinaba.

Las agencias de inteligencia también hicieron lo propio en enero y febrero. El mismo Fauci tuvo que enfrentarse a otros funcionarios -y también a Trump- que no querían adoptar medidas de distanciamiento social por temor al impacto económico.

De hecho, la cadena Fox -que suele respaldar al presidente- entrevistó este fin de semana a Tom Inglesby, director del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, y organismo que viene produciendo las estadísticas sobre el avance de la enfermedad que usa la Casa Blanca. En ella Inglesby sostiene que «EE. UU. estaría en una posición mucho mas favorable si la administración hubiese reaccionado con más celeridad».

Se trata de una percepción que ha ido creciendo y que explicaría la caía en la popularidad del presidente, cuyo apoyo por el manejo de la crisis bajó del 55 por ciento hace dos semanas a menos del 50 por ciento en los últimos sondeos.

EE. UU. estaría en una posición mucho mas favorable si la administración hubiese reaccionado con más celeridad

Trump, que se pasó los primeros meses minimizando el problema, insiste en su respuesta fue adecuada y responsabiliza a China a los demócratas y hasta el presidente Barack Obama por los errores que se cometieron al inicio de la crisis.

Si bien en el pasado no le ha temblado la mano a la hora de descabezar funcionarios que siente le han sido desleales, Fauci le plantea a Trump un problema diferente.

Tan popular se ha vuelto el doctor que ya tiene hasta un club de fans y camisetas en su honor. Y, según los sondeos, una mayoría del público confía más en el doctor que en el propio presidente. Destituirlo en estos momentos podría salirle caro a un Trump, que también piensa en sus chances de reelección en noviembre.

La tensión entre Fauci y Trump podría crecer aún más en los próximos días, pues el tema sobre la mesa es si el país está listo para una reapertura este 1º. de mayo.

El presidente y un sector de la Casa Blanca quieren relajar las medidas a partir de esa fecha. Pero otros, especialmente científicos y funcionarios del sector salud creen que esa fecha podría ser prematura.

Nueva York

Los cuerpos de fallecidos en Nueva York que no han sido recuperados estàn siendo enterrados en una fosa común en la isla de Hart, en el Bronx.

«Mi temor es que si se levantan las restricciones el mes entrante perfectamente podríamos regresar a la situación actual en dos o tres meses. Hay ser muy cuidadosos y no borrar con el codo lo bueno que hemos logrado con el distanciamiento social si procedemos a una reapertura que termine siendo prematura», dice Christopher Murray, director del Instituto para las Mediciones sobre Salud de la Universidad de Washington, centro que ha desarrollado uno de los modelos más respetados por la comunidad científica para el seguimiento a la enfermedad.

Fauci es partidario de una reapertura gradual y que variaría de estado a estado dependiendo de la situación en el terreno y de la capacidad que se desarrolle para monitorear la expansión del coronavirus.

«No es como prender la luz con un interruptor. Y va a depender del área en la que se viva, de lo que se sepa del paso del virus por una zona determinada y de los riesgos que existen para esa misma zona», dijo Fauci tras advertir que ciertas medidas de distanciamiento social, como evitar congregaciones públicas, se mantendrían de manera indefinida hasta que se cuente con una vacuna.

Pero Trump, presionado por el mal desempeño económico del país, le apunta a una reapertura más extensiva y de carácter nacional. Si bien el número de nuevos infectados y muertes ha comenzado a descender en los últimos días, las cifras aún indican que la situación sigue siendo crítica.

De momento en el país todavía hay medio millón de casos «activos» y la enfermedad continua propagándose. Este domingo, por ejemplo, se documentaron 25.000 contagios confirmados. Menos que los 29.000 reportados el sábado o los 35.000 del viernes (hasta ahora el pico de contagios diarios en EE. UU.), pero todavía una cifra muy alta como para declarar victoria.

Además, la enfermedad se ha estado moviendo hacia otras ciudades como Filadelfia y Washington D.C., que ahora son vistos como los futuros focos de la epidemia.

Los doctores cree que para relajar las medidas es necesario al menos un período de 14 días consecutivos de reducción de contagios. Una fecha que podría darse en el caso de Nueva York de aquí a dos semanas, pero no en otras donde la enfermedad parece estar creciendo.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter @sergom68

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